Intercambio de libros

El Actur se apunta al 'bookcrossing'

La Asociación Actur Rey Fernando ha habilitado un punto de lectura y liberación de libros en la sede de la agrupación, al que pueden acceder todos los vecinos.

Punto de lectura habilitado en el Actur.
El Actur se apunta al 'bookcrossing'
T. M.

Con el objetivo de revitalizar el fondo documental de la asociación, algunos socios de la agrupación vecinal Actur Rey Fernando decidieron dar salida, hace unas semanas, a los cerca de 600 libros que durante años se han ido acumulando en la sede de la organización, cedidos tanto por editoriales como por vecinos. "Hay de todo, claro. La cuestión es que cuando empezamos a catalogarlos creímos que sería una buena idea crear un punto de lectura y préstamo de libros en la sala común de la asociación, comenta Jesús Calvo, encargado del servicio.


Una iniciativa que se puso en marcha hace un mes y que ya "funciona muy bien". "Decidimos denominarlo ‘Punto de Lectura Ildefonso Manuel Gil’, con motivo del centenario del nacimiento del escritor aragonés. Eso sí, no pretendemos competir con ninguna biblioteca porque no tiene nada que ver. La cuestión es generar más alternativas para continuar animando a la gente a leer", explica Jesús Calvo.


Los ejemplares de los que pueden disponer los vecinos, "ya que no es un servicio exclusivo de socios" –apunta el encargado del punto de lectura-, están ubicados en tres zonas diferentes: literatura convencional, libros de poesía y ejemplares en lengua aragonesa. "Lo hemos hecho así para clasificarlos de alguna manera y que el usuario se pueda orientar mejor", comentan desde la asociación Actur Rey Fernando.


Pero además de este punto de encuentro para los amantes de los libros, los vecinos del barrio también pueden disfrutar del ‘bookcrossing’, o liberación de ejemplares, otra peculiar manera de fomentar la lectura, también organizada por la agrupación vecinal, que permite a cada usuario coger el título que más le guste y dejarlo en el lugar que estime oportuno para que otro ciudadano pueda leerlo.


"La cuestión es que los libros viajen y se lean lo máximo posible. Así, en cada uno de ellos hay una etiqueta con una dirección web –www.bookcrossing.com-, para registrar cada ejemplar. De esta manera se puede controlar dónde está en cada momento. No hay límite de tiempo para volver a depositarlo en cualquier otro lugar, es decir, volver a liberarlo", cuenta Jesús Calvo.


"Solo llevamos un mes, pero ya se han dado situaciones curiosas como por ejemplo un joven que cogió de la asociación uno de nuestros libros y lo dejó en una línea de bus urbano. De momento, no sabemos dónde está…", comenta Calvo. Dos iniciativas culturales que, "con el tiempo", apuntan desde la agrupación vecinal, se completarán con charlas y cafés-tertulia dirigidas a todos los públicos.