Zaragoza

Mil niños enfermos estudian cada año en el Hospital Infantil

El equipo del aula del Infantil ha sido galardonado junto a los profesores del Hospital Clínico y de Atención Domiciliaria con la Medalla de la Educación Aragonesa 2012.

El hospital Miguel Servet de Zaragoza
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VÍCTOR LAX

Unos mil niños estudian cada año en el Hospital Materno Infantil Miguel Servet de Zaragoza, mientras siguen un tratamiento o tras una operación, en una escuela un poco especial atendida por tres profesores para los que es un trabajo "muy gratificante", además de contribuir al bienestar psicológico de los menores ingresados.


El equipo del aula del Infantil, que ha sido galardonado junto a los profesores del Hospital Clínico y de Atención Domiciliaria con la Medalla de la Educación Aragonesa 2012, inició su actividad hace diecisiete años, en el curso 1995-1996, en un pequeño espacio, con dos o tres folios y cuatro o cinco pinturas, ha explicado la maestra Teresa Callau, pionera en dicha escuela.


Ahora, tras diecisiete años, y gracias a la aceptación que ha tenido entre niños, padres y personal sanitario, esta escuela "un poco especial" se ha convertido en un lugar "agradable" en el que se atiende a alumnos de 3 a 16 años, cuando la escolaridad es obligatoria, aunque puede haber excepciones, ha agregado.


Los menores, que disponen de tres zonas, una para quinto y sexto y ESO, otra para Primaria y una tercera de Infantil, según Callau al principio se muestran reticentes para acudir al aula, pero después no quieren irse.


"Contribuye al bienestar psicológico de los niños y tiene valor terapéutico", pero sobre todo lo que se pretende, según esta maestra, es "normalizar" la vida del enfermo al continuar con su actividad educativa.


Así a Sara, de 8 años, le gusta más este colegio, al que por su enfermedad tiene que acudir una o dos veces por semana, durante cinco meses ya, porque los profesores les tratan muy bien, hacen amigos y puede hacer lo que quiere, como jugar con el ordenador.


Mientras que Javier, de 18 años, uno de los más veteranos ya que está en el Servet desde octubre, cuando llegó por segunda vez tras la recaída por un tumor, se ha mostrado muy contento de poder estar en el aula, en la que se le pasa la mañana muy rápido.


Carteras, mochilas y libros en el hospital


Cuando las estancias hospitalarias son muy largas los menores acuden con sus carteras, mochilas y libros, mientras que los profesores del aula se ponen en contacto con el colegio para suplir la labor de sus maestros habituales, ha dicho.


Los niños se relacionan entre ellos, hacen amistades, se ayudan y nunca protestan, ha subrayado Callau, mientras que otra maestra, Beatriz Pardina, ha dicho que los menores aprenden unos de otros en una situación así y que a veces comparten sus experiencias y cosas que no cuentan a otras personas.


Pardina, para la que éste es su sexto año en el Infantil, ha manifestado que en esta escuela, similar a las unitarias de los pueblos, la característica más importante es la "flexibilidad, la calma, hacer las cosas tranquilas y el buen humor", al tiempo que ha reiterado que en un hospital el aula es el "espacio más normalizado para ellos".


A los niños se les presta una atención individualizada, tanto en el aula como en sus habitaciones si no pueden salir de ella, siempre en función del calendario escolar, ha explicado, y los viernes los profesores visitan las habitaciones y a los que se quedan les dejan libros o películas.


Por las tardes, el aula se convierte en una ludoteca, en la que los niños juegan con la 'Wi' o la 'Play', atendidos por voluntarios de asociaciones como la Española contra el Cáncer o Cruz Roja y de "la Caixa", entidad que ha aportado material.


La mayoría de los menores están ingresados en el Infantil, pero "siempre hay algún alumno que por su enfermedad permanece en Traumatología o en el Hospital General", ha explicado Jesús Ibáñez, quien lleva dos años en esta escuela y que es quien suele desplazarse a esos otros dos hospitales.