El Sanatorio de Moncayo, entre la ruina y las falsas leyendas

Cerrado desde los años 80, cientos de personas lo visitan atraídos por el misterio.

Pabellón principal del Sanatorio.
Pabellón principal del Sanatorio.
M.R.

El conocido como Sanatorio de Moncayo se desmorona entre buenas intenciones que no se materializan y bulos paranormales. Este recinto tiene su origen real en la II República Española. El gobierno republicano construyó la edificación en el término municipal de Agramonte, dependiente de la localidad de Tarazona. Las obras concluyeron en los años 30 sin lograr desarrollar la actividad para la cual había sido proyectado: un centro de ocio para la clase trabajadora.


El inicio de la Guerra Civil propició un cambio en los planes. El gobierno franquista expropió el terreno y encaminó la actividad hacia usos terapéuticos, concretamente para el tratamiento de tuberculosos en los años 40. La instalación se mantuvo con este uso hasta los 70, cuando finalmente cerró sus puertas para no volverlas a abrir.


Javier Bona, historiador de la localidad zaragozana de Tarazona, es un gran conocedor de las venturas y desventuras del edificio y explica cómo el caos se adueñó del inmueble una vez quedó en desuso: “El Sanatorio estaba íntegro. Lo primero que se llevaron fueron las puertas, luego las ventanas, el material eléctrico y así hasta quedar degradado hasta sus últimas consecuencias”.


Bona fue testigo de los últimos coletazos de la vida útil del Sanatorio que vivió como concejal del ayuntamiento turiasonense. “La gestión la llevaba Caja de Ahorros de Aragón y La Rioja que a principios de los 70 cedió la propiedad al Consistorio de Tarazona”, explica.


Durante los 80 la esperanza de una reapertura sobrevoló sobre el Sanatorio cuando se planteó recuperar el edificio dotándole de un uso similar al inicial, el de centro de ocio para CC. OO. Y UGT. “Todos las formaciones del Ayuntamiento estábamos de acuerdo salvo un grupo que consiguió reprobar la iniciativa”, recuerda Bona.


“Este sitio es lo más parecido al hotel de la película de 'El Resplandor' que he conocido”, bromea Bona que considera “un error” el haber desechado el proyecto para unas instalaciones que “cada vez están más deterioradas a causa de las lluvias, la humedad y la altura”. Bona avisa de que a pesar de que el Ayuntamiento puso medidas para evitar tanto el vandalismo, el saqueo y el riesgo de introducirse en los pabellones, “la gente no lo respeta, la puerta esta abierta, y es peligroso”.

“No reúne las garantías”

Hace un lustro el propio Gobierno de Aragón se interesó por el estado del inmueble reclamando una revisión y la catalogación del mismo como en estado de ruina. “Todos los informes dicen que no reúne garantías de seguridad”, informa Luis José Arrechea, teniente alcalde del Ayuntamiento de Tarazona. Si bien reconoce que en ninguno de ellos se detalla concretamente el estado de ruina. Aún así los informes desaconsejan cualquier tipo de actividad ya que no cumple las condiciones mínimas de seguridad: “Se encuentra en total estado de abandono. Existen problemas de cubiertas, de vigas de madera que pueden caer, de carpinterías y yesos interiores...”.


Respecto a los posibles usos del inmueble destaca que se encuentra dentro del Parque Natural del Moncayo y cualquier uso debería de ser compatible con esta calificación, tal y como apunta Arrechea. Sin aventurarse a designar un presupuesto mínimo para poder restaurar los edificios, indica que “la única opción residiría en la concesión del ayuntamiento por un determinado plazo de tiempo a una iniciativa privada que se hiciera cargo de su recuperación y explotación”.


Si el edificio se declarase en ruinas supondría un problema doble: bien se perdería el volumen de aprovechamiento, bien el Ayuntamiento debería acometer una reforma un determinado plazo de tiempo, y no es éste “el momento idóneo”.


A corto o medio plazo no existe ningún plan para el Sanatorio de Moncayo.

“De paranormal no tiene nada”

El catedrárico de Historia Medieval de la Universidad de Zaragoza y también escritor, José Luis Corral, explica que las leyendas que se relacionan con el Sanatorio no tienen origen popular ni mitológico, sino que se clasifican como leyendas urbanas. Estas leyendas, apunta Corral, se extendieron a lo largo de los 90, coincidiendo con la clausura del edificio. No obstante los vecinos de San Martín del Moncayo no dan fe de ellas.


“Mucha de la gente que vivió allí, murió allí, algunos de ellos eran enfermos terminales y ya se sabe que donde muere gente las leyendas corren como la pólvora”, evidencia Corral.


El escritor explica que el monte Moncayo es un imaginario propenso a los mitos y leyendas. 


Bécquer aportó su granito de arena a la mitología de la zona de toques ocultistas con los gnomos del Moncayo o la leyenda del Castillo Mágico de Trasmoz.


Desde el Grupo UFO en Aragón explican que “de paranormal no tiene nada”. “La gente va con la idea de las leyendas y lo que produce es sensación de miedo”, cuenta Lozano, y lo sabe de primera mano ya que ha pasado días y noches enteros dentro del complejo. Además desmiente muchos de los mitos que han difundido programas de televisión. Como que en el recinto se llegaran a producir exhumaciones vandálicas, lo que no es cierto ya que cuando se producían fallecimientos los cuerpos se entregaban a las familias, y si estas no contaban con fondos para hacerse cargo de sus fallecidos, se trasladaban a un fosa en la localidad de San Martín del Moncayo.


Al grupo UFO le llama la atención “lo poco rigurosos que llegan a ser” ciertos programas, y recuerdan que entrar al Sanatorio de Moncayo "puede ser peligroso”. Y no por los fantasmas, sino por los cascotes y vigas.