El museo del contenedor o el arte sobre el continente

Enlatamus, en Remolinos, cumple cinco años con unos 40 eventos realizados y la presencia de numerosos artistas aragoneses.

Instalación 'CLOUdePaletas' de Roberto Coromina.
Instalación 'CLOUdePaletas' de Roberto Coromina.

Mucho se ha hablado en los últimos años de la burbuja de los museos vivida en España al calor de la bonanza económica, ese furor de crear nuevos centros, algunos mastodónticos, buscando nuevas formas de difusión, la atracción turística, iconos arquitectónicos y también, el culmen de aspiraciones políticas.


Una retahíla de nuevas construcciones difícil de cuantificar, en la que seguro que no aparece Enlatamus, ese peculiar espacio para la cultura habilitado en Remolinos, que para sorpresa de algunos escépticos que vieron llegar aquel viejo contenedor de barco herrumbroso al Parque del Dance cumple este mes cinco años. Un lustro con cerca de 40 eventos realizados que lo han convertido en pequeño corazón cultural de la Comarca de la Ribera Alta del Ebro.


Innovación, criterio artístico, divertimento y voluntariado, vamos, el amor al arte de sus inventores, poéticos y soñadores - David Giménez, Luis Miguel Ortego, las hermanas Ana y Carmina Gustrán y Carlos García - han creado un espacio de cultura a partir del concepto de reutilización, en un supuesto desequilibrio entre contenido artístico y un continente en apariencia improductivo y deleznable.


"Cualquier cosa que ponemos funciona muy bien en un espacio tan crudo. La gente se sorprende, es un espacio singular y en un sitio así no esperas encontrar arte dentro", dice Luis Miguel Ortego, historiador del arte y uno de sus impulsores.


En su día cavilaban con iniciar algún proyecto que diera más vida cultural a la comarca, y a raíz de un viaje en el que vieron la utilización de viejos contenedores de barco para hostelería, surgió la idea. Este de Enlatamus se encontraba en un puerto seco de Casetas, y con el mecenazgo de Demebesa, de Toño Becerril, lo trasladaron a Remolinos, lo pintaron de rosa, un suelo, luz..., y 'voilá' el micromuseo.


Roberto Coromina, el artista y ex Justicia de Aragón Emilio Gastón, la fotógrafa Ana Palacios, Paco Rayo, Ignacio Fortún, Carlos Melgares o Susana Blasco, que ahora expone sus 'Antihéroes', son algunos de los artistas enlatados durante este lustro. "Están encantados de exponer, por el contenedor y por todo lo que se genera en torno a la exposición, es otro ambiente", dice Ana Gustrán, directora del micromuseo.

Encuentros con el artista

Cada dos o tres meses se cambia de exposición, pero además, cuentan con imaginativos eventos periódicos como el festival de títeres Titirilata; las sesiones gastronómicas temáticas Con-Tenedores, o la proyección de cortos de terror en la Noche de los Cortos Vivientes, la víspera de Todos los Santos. El aparente escueto espacio - 12 metros de largo por 2,5 de ancho- no les amedrenta, y también han organizado charlas, teatro, actividades para familias y visitas para escolares del CP Alfredo Muiños de Remolinos. Ahora, preparan también encuentros de los alumnos con los propios artistas.


Un concierto y una exposición exprés con los principales creadores que han pasado por 'la lata' son las actividades que preparan para este quinto cumpleaños de un espacio que tiene su particular séquito de fans. "Quien viene siempre vuelve, y traen a gente en plan, 'tenéis que ver esto'", comenta Ortego. "Hacemos inauguraciones y eventos distintos, y siempre se crea un momento mágico que a la gente le gusta", bien sea el de un improvisado violinista que se sube a tocar sobre el techo del contenedor, el de la improvisación poética o los ágapes inaugurales en noches de verano con ganchitos infantiles.

Arquitectura sostenible

Seguidores de Enlatamus han acabado interiorizando este minisalón para el arte y buscando contenedores allá donde van. "La gente cuando ve contenedores en sus viajes los van subiendo a nuestro Facebook", comentan sobre un proyecto del que no tienen conocimiento que exista algo similar en el ámbito cultural, si bien entronca en una corriente arquitectónica que se sirve de contenedores logísticos para crear unidades habitables que se ha extendido por su disponibilidad, fácil transporte, economía y posibilidades de construcción modular. "Hay una tendencia mundial a la reutilización de contenedores, al final es la manera de delimitar el espacio más barata posible, es proveer soluciones a bajo coste", comenta Ortego.


Una unidad espacial símbolo de la producción a escala global convertida aquí, paradójicamente, en un pequeño generador de cultura local con financiación 'low cost'. "Tenemos un pequeño presupuesto con pequeñas ayudas, luego imaginación y mucha reutilización", comenta Gustrán.


"Nuestra ilusión es que vamos haciendo un poco de bagaje", dice Ortego, quien explica que les gustaría que cristalizara la idea de extender 'franquicias' del contenedor madre a otros pueblos de la comarca, generar una red de cultura en el territorio, "pero no es fácil llevar a cabo y mantener estos proyectos". Por el momento, además de celebrar su lustro de vida, para los próximos meses ya preparan exposiciones con Óscar Sanmartín y Nacho Arantegui, entre otros, y actividades de circo social. "Tenemos más ideas de las que podemos llevar a cabo. Al final, lo hacemos a ratos libres, somos voluntarios".