​El 80% de las grullas que vuelan hacia África para en Gallocanta

Unas 200.000 aves pasarán el invierno en la laguna y los agricultores temen los desperfectos que cada año ocasionan en sus siembras.

Grullas en Gallocanta
​El 80% de las grullas que vuelan hacia África para en Gallocanta
José Miguel Marco

Pueden volar a una altura hasta de 1.000 metros y a velocidades que oscilan entre los 40 y los 80 kilómetros por hora. Sirviéndose de las corrientes de aire caliente consiguen recorrer largas distancias sin apenas batir sus alas. Levantar la vista y ver los dibujos que pintan en el cielo es un auténtico espectáculo. Y como el cierzo, la de las grullas también es una visita sin falta justificada al llegar el otoño a Aragón. En su viaje desde la península escandinava hacia África, atraviesan el continente europeo repostando en lugares como la Laguna de Gallocanta, situada entre las comarcas de Daroca y el Jiloca, donde estas aves encuentran descanso y alimento. Las primeras bandadas ya han comenzado a aposentarse en este espacio natural, y así lo seguirán haciendo durante estas semanas. Hasta el próximo mes de diciembre, los expertos calculan que alrededor de 200.000 grullas pasarán por Gallocanta.


En los últimos cuarenta años, el número de grullas que pasa por la laguna se ha multiplicado por más de trece. En la década de los 70, el censo indicaba que solo eran 15.000. “Un aumento que puede deberse a que estas aves están protegidas y a que los censos de hace años no eran tan exactos”, detallaba el presidente de la Asociación de Amigos de Gallocanta, José Miguel Pueyo, durante el VIII Congreso europeo sobre grullas celebrado recientemente.


Este crecimiento exponencial está avivando el turismo ornitológico o de avistamiento de aves, pero también está originando problemas entre los agricultores de la zona porque las grullas suelen alimentarse de rastrojos de maíz, cebada y trigo. Justo ahora, coincidiendo con la llegada de las primera aves a la Laguna de Gallocanta, en el campo se encuentra en plena faena de la siembra del cereal de secano.


“Estamos encantados de que estén aquí porque este espectáculo no se puede perder en Aragón. Pero alguien tiene que pagar lo que se nos comen. Yo cuando voy a un restaurante pago por lo que como”, critica el responsable del Patronato de la Reserva de Gallocanta, José Antonio Miguel, quien asegura que además de multiplicarse su número, su estancia también es cada vez mayor. Miguel es un agricultor de Gallocanta de 48 años y lleva inmiscuido en esta profesión desde los 16. Por eso, ha sido testigo de cómo han cambiado las cosas durante las últimas décadas. “Desde el año 2000, las instituciones nos ha ido aumentando los compromisos y nos han vetado los cultivos que podrían tener más rentabilidad”, espeta Miguel. “Estas tierras son propicias para algunas hortalizas que necesitan bajas temperaturas en verano, o para el cultivo de la patata o el maíz. Pero tenemos prohibido el regadío u otras actividades como la ganadería extensiva”, se quejan desde el patronato.


El turismo ornitológico alza el vuelo en Aragón

Mientas, el turismo ornitológico esta ganando adeptos en Aragón y espacios como la Laguna de Gallocanta, han encontrado un gran filón. Desde el año 2005 y hasta finales de 2013, cerca de 100.000 personas visitaron este espacio natural. El año pasado fueron casi 11.000.


Recientemente, el departamento de Turismo de Gobierno de Aragón ha introducido al turismo ornitológico como uno de los productos de ‘Aragón destino 10’. Se trata de una iniciativa puesta en marcha por el Ejecutivo aragonés para atraer a más turistas a la comunidad aragonesa.


En Aragón existe un gran número de espacios naturales, todos incluidos en la Red Natura 2000, donde se puede avistar aves. Estas figuras de protección dan garantía y calidad a un espacio natural para que se considere interesante desde el punto de visto de los aficionados a la ornitología.