ZARAGOZA

Los robos de bicis se disparan en Zaragoza, con cientos de denuncias en cuatro meses

La Policía cree que la autoría no corresponde a bandas organizadas, pero los hurtos se han multiplicado en el Centro y en los barrios del Actur y Las Delicias. La mayoría de las víctimas siguen sin acudir a las comisarías.

Con la recuperación de las riberas del Ebro y la proliferación de zonas verdes y carriles reservados a los ciclistas, las bicicletas se han convertido en el artículo de moda en Zaragoza. Los amigos de lo ajeno no han pasado por alto este bum y han sido los primeros en adaptarse a las nuevas exigencias del mercado (negro). Solo así se explica el espectacular aumento del número de robos detectado en los últimos cuatro meses en la ciudad, con especial incidencia en el distrito Centro y en los barrios del Actur y Las Delicias.


La Policía Nacional se refugia oficialmente en las estadísticas (que nunca hace públicas) y asegura que las bandas especializadas no operan en la capital aragonesa, aunque sin datos que lo refrenden. Pero según ha podido saber este periódico, en las comisarías se han estado tramitando denuncias a diario durante todo el verano. Es más, ha habido jornadas en las que se ha llegado a atender a más de seis víctimas, por lo que se puede hablar de una oleada de cientos de robos.


Son muchos los afectados que, por el escaso valor económico de la bicicleta o pensando que la denuncia no servirá para nada, prefieren ahorrarse el paseo hasta la comisaría. Sin embargo, al no informar del robo, terminan complicando más el trabajo de la Policía, ya que los grupos de investigación tienen muchos problemas para identificar a los propietarios de los vehículos cuando consiguen recuperarlos. Algo que ocurre, aunque no en demasiadas ocasiones.


Hasta ahora, todas esas bicicletas intervenidas terminaban arrinconadas en cuartos y vestuarios de las diferentes comisarías, a la espera de que apareciera el dueño y acreditase su propiedad. Sin embargo, al multiplicarse en los últimos meses el número de casos, ha sido necesario trasladar todo el material recuperado al depósito de los Juzgados de la plaza del Pilar.


Según los especialistas en este tipo de delincuencia, no hay un perfil único del ladrón de bicicletas y este varía en función del destino del botín. La mayoría de los robos que se están produciendo en las calles del Casco Histórico o Las Delicias parecen ser obra de 'raterillos', delincuentes de poca monta que colocan rápidamente el material en mercados como el de la plaza de toros o en pequeñas tiendas de barrio. Entre los últimos detenidos en Zaragoza ha habido bastantes personas de nacionalidad rumana.


Sin embargo, los golpes más importantes se atribuyen a ladrones con técnicas y procedimientos más sofisticados. El Actur se ha convertido en el coto particular de estos delincuentes, que utilizan herramientas más complejas y suelen actuar en grandes garajes comunitarios. Como la entrada y salida de vehículos es continua, logran colar sus furgonetas en el interior sin levantar excesivas sospechas. Una vez dentro, seleccionan los vehículos que les interesan y cortan sus cadenas -muchas de acero y con grosores de más de 11 milímetros- utilizando potentes cizallas. Al parecer, las bicicletas robadas por estos cacos terminan en el mercado negro de ciudades como Madrid o Barcelona. La costa levantina y los turistas extranjeros parecen ser también el destino final de este material, casi siempre de mayor calidad.


Los usuarios se han triplicado


Las tiendas de bicicletas reconocen que el uso de este medio de transporte se ha multiplicado. "Aunque es muy difícil dar cifras, nosotros tenemos la sensación de que en cuestión de meses los usuarios se han triplicado en Zaragoza", señala David Arribas, miembro del colectivo Recicleta. "Y al haber más afectados -añade-, el problema de los robos adquiere mayor dimensión y provoca cierta alarma social".


Arribas tampoco cree que en la ciudad pueda hablarse todavía de bandas organizadas, como las que actúan en Barcelona. "Pero sí sabemos de bastantes robos en zonas como el Casco Viejo, Universidad o Delicias, lugares por los que se mueven los estudiantes y los inmigrantes, que figuran entre los principales usuarios de la bici", concluye.


Para evitar que su establecimiento se utilice para el 'blanqueo' de material robado -tanto de bicicletas enteras, como de piezas sueltas-, Recicleta ha establecido sus propios filtros. "Había empezado a venir demasiada gente a la tienda queriendo vendernos material, y como sospechamos que podía ser robado, decidimos comprárselo solo a aquellas personas que adquiriesen una bicicleta nueva", explica Arribas. "Nadie se arriesga a robar, con el riesgo de ser cazado, para comprarse luego una bici nueva", argumenta. Y si los hurtos continúan, parece que su técnica podría generalizarse.