Estábamos cansados de que nos llamaran 'chateros anónimos' y de que nos restaran relevancia como si fuéramos solo un efímero fenómeno de internet. Pues no. Queríamos demostrar que toda la gente que defiende el legado de la Expo tiene un rostro, un nombre y unos apellidos. Por eso decidimos juntarnos y constituir legalmente una plataforma para defender un patrimonio que se pierde a pasos agigantados". Son palabras de Juan Ibáñez, uno de los ideólogos de la Plataforma en Defensa del Legado de la Expo (www.legadoexpozaragoza.com), que acaba de constituirse legalmente y que comenzó a funcionar hace apenas una semana.

Hacía mucho más tiempo, sin embargo, que todos venían haciendo la guerra por su cuenta, a través de sus blogs o de sus páginas de internet. En estos foros coincidían en señalar que era un despropósito que algo que había sido hermoso como la Expo se hubiera transformado, después, en "un engorro del que todos se desentienden y en una piedra arrojadiza entre los políticos", explica Ibáñez.

La polémica en torno a la escultura Splash supuso un punto de inflexión. "Aquello fue un grito desesperado. Al ver la pieza troceada, tuvimos que reaccionar en tiempo récord e intentamos hacer ruido movilizándonos por las redes sociales", explican. "Como entendemos que esas tampoco son las mejores formas, decidimos constituirnos en una plataforma ciudadana, democrática, sin ánimo de lucro ni vinculación política", cuenta Miguel Ipas. Son siete las cabezas pensantes y visibles de la plataforma -las que diseñaron el ideario y los estatutos- aunque son centenares quienes respaldan la propuesta a través de la fórmula de 'adhesiones'. También desde el extranjero porque en varias de sus páginas pueden verse imágenes del recinto con el 'antes' y el 'ahora', "y muchos turistas o trabajadores foráneos de la Expo entran para curiosear, se quedan muy sorprendidos y escriben comentarios".

La plataforma Expo dice no estar en contra de nadie e, incluso, felicita a los responsables de la gestión del Parque del Agua porque "es la nota positiva que ha quedado en la ciudad. A pesar de los edificios abandonados, el parque está bien atendido y bien mantenido y cuenta con atractivos servicios que se han puesto en marcha", afirma Ipas. "Es una lástima que el resto de infraestructuras que durante unos meses vertebraron la ciudad y recuperaron el río se estén echando a perder", comentan.

Aún se está a tiempo

"Tenemos la suerte de no ser Sevilla, donde 16 años después ya no pueden salvar nada. Nuestros edificios no se van a caer mañana, pero cuanto más tiempo pase más inversión exigirán", explican, lamentando que en la actual coyuntura de crisis económica no haya nadie dé un golpe en la mesa y abandere esta causa, "aún cuando las elecciones municipales de 2011 están a la vuelta de la esquina". "Ninguno de nosotros desgraciadamente no tenemos 15 millones de euros para invertir en los edificios, así que todo lo que podemos hacer es llamar la atención, dar un tirón de orejas y hacer que el foco vuelva a ponerse sobre este rincón de la ciudad", bromean.

Esta obsesión por la huella de la Expo no se refiere únicamente a los edificios sino también a lo que llaman 'el legado intelectual' o 'inmaterial'.

"La Caja Azul -donde se recogieron las conclusiones de la Tribuna del Agua- y la propia Carta del Agua, que leyó Federico Mayor Zaragoza en la ceremonia de clausura, han caído en el olvido. "Hubo promesas al más alto nivel, se dijo que la Expo tendría repercusión mundial en el debate del agua y, al final, llegaron incluso a traspapelar físicamente los documentos. El medio millón de firmas que se recogieron en el Faro también han caído en saco roto", añade Ipas.