ZARAGOZA

La ola de vandalismo llega al Parque Grande

Uno o varios gamberros trataron de robar el tridente de la escultura y le rompieron una de las manosCausaron diversos destrozos a la base de la fuente y a una valla de madera que bordea el río Huerva

El tridente, doblado, y la mano mutilada de Neptuno.
La ola de vandalismo llega al Parque Grande
JUAN CARLOS ARCOS

La del jueves fue una noche de destrozos en el parque de Primo de Rivera de Zaragoza. Los actos de gamberrismo, o directamente vandálicos, que se han sucedido en las últimas semanas en la capital aragonesa, han llegado también al 'pulmón' de la ciudad. Una o varias personas causaron diversos destrozos la noche del jueves en varios puntos del parque, aunque quien resultó peor parada fue la escultura de Neptuno de la fuente de la Princesa. Fuentes municipales aseguraban ayer que todavía no han realizado una evaluación de los daños, aunque ya han denunciado lo sucedido en el juzgado para ver si se puede identificar y detener a los autores de los daños.

 

En la fuente, los vándalos arrancaron varias placas embellecedoras de bronce que tiene el conjunto en su base. Pero el destrozo más grande lo causaron al intentar arrancar el tridente de Neptuno. No pudieron hacerlo pero, en su intento, acabaron rompiendo la mano izquierda de la escultura y causando graves daños en su antebrazo. El tridente, doblado, quedó prácticamente en posición horizontal respecto al suelo.

Vallas arrancadas

Además, los asaltantes destrozaron casi 100 metros lineales de una valla de madera (en realidad, una especie de balaustrada rústica) que separa el Huerva del Parque. No es la primera vez que se causan serios daños a esta valla, un embellecimiento que se incluyó en el plan de riberas y que costeó la Confederación Hidrográfica del Ebro.

 

Pero los daños más graves los ha sufrido la estatua, y ahora técnicos municipales estudiarán el método idóneo para restaurarla, algo para lo que, de momento, no hay fecha ni presupuesto decidido aunque se estima que se actuará "con la mayor rapidez".

 

La fuente de la Princesa o de Neptuno es la más santigua de Zaragoza. La primera piedra se colocó en 1833, para conmemorar que Isabel II había jurado (entonces tenía tres años) como princesa heredera. Pero no fue hasta doce años más tarde cuando entró en funcionamiento por vez primera. Originalmente estuvo ubicada en la plaza de San Francisco (actualmente de España), hasta que en 1946 fue instalada en una glorieta del parque de Primo de Rivera, su emplazamiento actual.

 

Según la 'Guía de Zaragoza', "compositiva y formalmente, la efigie del dios de las aguas está inspirada en su homónima madrileña del paseo del Prado -obra de Pascual de Mena, de hacia 1774-, pero la versión del escultor aragonés es de elaboración menos elegante y bastante desproporcinada respecto al pedestal; debido, tal vez, a que ensambló elementos ornamentales tallados bastantes años antes para otros encargos".

 

La escultura de Neptuno es obra del artista alcañizano Tomás Llovet, que fue profesor de la Escuela de Bellas Artes de Zaragoza. Según la citada obra, "consta de un pilón circular, en cuyo centro hay un basamento en forma de pirámide truncada, con cuatro grandes delfines en las esquinas para verter los chorros de agua, coronado por un pedestal cilíndrico engalanado con gruesas guirnaldas sostenidas por fauces leoninas. Sobre esta composición ornamental descansa la estatua, también en piedra, de Neptuno, en pie, con su tridente y el brazo derecho extendido, sobre el que cuelga formalmente el manto".

 

La fuente, que durante más de 40 años (1902-1946) estuvo desmontada y guardada en almacenes municipales, abasteció de agua a buena parte de la ciudad durante el último cuarto del siglo XX.