ZARAGOZA

La iglesia de la Magdalena, más mudéjar aún al acabar la restauración del exterior

El templo, libre de andamios, ha recuperado su fachada primitiva y espera la renovación de su interior.

La plaza de la Magdalena es el corazón del barrio.
La iglesia de la Magdalena, más mudéjar aún al acabar la restauración del exterior
CARLOS MONCÍN

La restauración del exterior de la iglesia zaragozana de la Magdalena está ya concluida. Ayer se quitaron los últimos andamios y el templo luce ya majestuoso... y seguro. Porque los trabajos no solo han sido cosméticos: se ha garantizado la supervivencia de la torre, que tenía grietas que hacían temer lo peor, y se ha aislado el templo de la humedad que lo cercaba.

 

"Lo más difícil y costoso de todo -señalaba ayer el arquitecto Fernando Aguerri, que ha dirigido los trabajos-, ha sido sustituir la fábrica de ladrillo con mortero de cemento, que se había utilizado en los años 70 para reforzar la torre, por otra de ladrillo cocido con mortero de yeso y cal, que funciona mucho mejor con la fábrica antigua". Esos ladrillos nuevos ha habido que comprimirlos con el objetivo de que 'trabajen' y aguanten peso de igual modo que los antiguos, algo que no hacían los ladrillos de los 70. En cualquier caso, la torre está salvada, y se ha realizado también una galería perimetral que aisla la humedad del edificio, ahora ya con buena salud.

 

Y se ha recuperado la primitiva portada del templo, mudéjar, descubierta durante la restauración. Sobre ella se ha dispuesto un tejaroz (tejadillo de madera), como el que originalmente tenía. En ella se ha descubierto una decoración en forma de flores de lis, cuyo significado estudian los especialistas y que la hermanan a otras iglesias de la ciudad, como la de San Miguel. La antigua puerta no es operativa, porque en el interior está cegada por un retablo, y se sigue usando, como es lógico, la que se abrió siglos atrás en el ábside y que da a la plaza.

 

"La verdad es que ha sido un trabajo complicado pero bonito, y estamos muy contentos de los resultados", señala Fernando Aguerri.

 

Las obras se han desarrollado en dos fases: 2004-2005 y 2007-2009, y han sido posibles gracias a sendos convenios firmados por CAI, Arzobispado de Zaragoza y DGA, por importe de 1 y 1, 3 millones de euros. El Ministerio de Fomento, a través del 1 por ciento cultural, también ha aportado fondos a los trabajos.

 

Y, una vez concluido el exterior, queda por ver cuándo se podrá acometer la renovación del interior, que no es que esté en muy mal estado pero que necesita con urgencia mejoras (instalación eléctrica, calefacción, pintura...). También se estudiará la posible musealización de la torre.