ZARAGOZA

El gran reloj solar de Vadorrey se queda sin segunda fase y solo se hará un pequeño arreglo

El proyecto de crear un reloj de sol con una plaza y un parque dedicados a la astronomía se va a quedar a medias, al menos de momento. El gran mástil levantado en Vadorrey, junto al parque de Oriente, está rodeado ahora mismo por un barrizal que hace inútil la rampa que se ha construido, a la espera de una segunda fase que cuesta 900.000 euros y para la que no hay dinero.

Ni en el presupuesto del Ayuntamiento ni el nuevo fondo estatal se han reservado partidas para completar el proyecto. Hasta ahora, este espacio -donde se celebraba tradicionalmente la Cincomarzada- solo tiene el mástil de 46 metros -el más grande del mundo-, las nuevas escaleras de acceso al puente de la Unión y una rampa que aún no se puede utilizar. El resto es un descampado de tierras embarradas a las que no se puede acceder con sillas de ruedas o carritos de niño.

El proyecto, impulsado en su origen por el consorcio Expo y firmado por el ingeniero de caminos Juan Antonio Ros, recogía la construcción de una plaza y un parque de 30.000 metros cuadrados, con un coste de 900.000 euros. En esta plaza se iban a hacer caminos e inscripciones en el suelo en las que se marcaría la hora con la sombra que proyecta el gran gnomon (el mástil), además de las fechas más señaladas del calendario. "Cuando la ciudad pueda recuperar este proyecto, será una fiesta, ya que hay mucha expectación al respecto", asegura Ros.

De momento, no se hará nada de esto. Solo se invertirán "entre 50.000 y 60.000 euros" con partidas procedentes de las áreas de Grandes Proyectos y Parque y Jardines, así como de la Junta de Distrito del Rabal. Con esta pequeña cantidad, insignificante respecto al proyecto original, se va a adaptar el parque para que los vecinos puedan acceder a la escalera y a la rampa más fácilmente.

El propio Ros va a ser el encargado de redactar un proyecto que sirva para cubrir las necesidades de accesibilidad de los vecinos a la zona, y que a su vez sea una fase provisional a la espera de que se pueda acometer la integral, con más recursos económicos. Ros está convencido de que esta inversión es necesaria: "Es un proyecto con potencial educativo, astronómico, ambiental y de calado internacional". El autor está convencido de que "atraería a gente de todo el mundo", e incluso de que "es una de las cuatro o cinco cosas por las que en un futuro puede ser conocida Zaragoza en el extranjero".

De momento, con la escasa inversión prevista, solo se podrán llevar a un vertedero los terrenos existentes, poner tierras de calidad compactadas y poco más. Por lo tanto, no habrá vegetación y, salvo que quede algo de dinero, tampoco se harán las marcas en el suelo que permitan leer la hora en el reloj de sol, aunque sea de manera provisional.

"Si se empieza, que se termine"

Esta situación ha causado malestar entre los vecinos del barrio, que ven que no se han solucionado los problemas de la zona. La única mejora ha sido la construcción de la escalera, que es más accesible que la anterior, una vieja reivindicación. La rampa está hecha, pero unas vallas impiden el paso ante la escasa accesibilidad que permite el barrizal que hay en la parte de abajo. "Estamos muy desanimados porque cuesta asumir que empiecen a hacer algo y no lo terminen", señala Pablo Polo, secretario de la Asociación de Vecinos de Vadorrey.

"Llevábamos 30 años esperando que sustituyeran la escalera. Ahora la hacen mejor y ponen la rampa, pero no se puede usar y los carros siguen sin poder subir", resume Polo. Estas últimas noticias, de las que han tenido conocimiento esta misma semana, han causado "disgusto" entre los vecinos del barrio.

Lola Ranera, presidenta de la Junta de Distrito del Rabal, reconoce por su parte que "queda pendiente" la construcción del gran parque divulgativo, aunque destaca que las pequeñas obras que se harán próximamente permitirán "adecuar el parque para el uso y disfrute ciudadano".