El acusado de matar a su mujer en el punto de encuentro no tiene ninguna enfermedad mental

El médico forense que lo examinó explica al jurado que los rasgos paranoides que detectaron los médicos psiquiatras a Cristinel Ionel Surca "son una manera de ser, no una enfermedad".

El acusado, este miércoles, en la tercera sesión del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
El acusado, este miércoles, en la tercera sesión del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Oliver Duch

"Que una persona tenga rasgos anómalos de personalidad de tipo paranoide no quiere decir que padezca una enfermedad mental. Los rasgos son una manera de ser; unos somos más irritables y otros menos, pero no son una patología". José Manuel Arredondo, médico forense del Instituto de Medicina Legal de Aragón, ha dejado claro este miércoles al jurado que Cristinel Ionel Surca, de 34 años, juzgado por el asesinato de su mujer, Alexandra Rodica, de 28, no tiene ninguna enfermedad mental y sabía lo que hacía cuando cometió este crimen machista en julio de 2016.

El forense ha explicado que, por su experiencia, un enfermo actúa de manera "inexplicable, desorganizada, sin sentido". Sin embargo, en este caso hubo una planificación. "Cuando un individuo va al sitio adecuado, busca el momento preciso y se provee de los objetos necesarios para ejecutar su acción, sabe lo que hace", ha dicho, en referencia a que el hombre se escondió en el portal de la sede del punto de encuentro familiar de la calle de Conde Aranda, donde la joven le iba a entregar a su hijo de 5 años para que pasara la tarde con él.

Arredondo se entrevistó con el acusado cuando fue despertado del coma tras haberse autolesionado clavándose un cuchillo en la cabeza. El médico ha indicado que Ionel estaba consciente y bien orientado en el tiempo y el espacio y con capacidad de entender y decidir. No observó en él ningún síntoma de consumo reciente de sustancias de adición, tales como alcohol o cocaína, ni presentaba signos de irritabilidad propios de personas que llevan un año bebiendo y drogándose sin parar, como dice el acusado, que se escuda en esta circunstancia para alegar que no recuerda nada de lo ocurrido.

Tampoco las heridas que infligió a su mujer, de la que se estaba separando, revelan titubeos producto de un estado de embriaguez a la hora de causarlas. "Son lesiones limpias. Se ve que no duda ni le tiembla la mano; entra con seguridad", ha manifestado el también forense Javier Azpeitia, que practicó la autopsia a la víctima junto a su colega la doctora Marisa Tomás.

Alexandra Rodica recibió seis cuchilladas y tres de ellas le habrían causado la muerte en minutos de no haber sido atendida en el momento por un viandante que le taponó la que recibió en el cuello. Esta última, de 11 centímetros, le seccionó la arteria carótida, la vena yugular y el nervio vago.

Marisa Tomás ha subrayado que son heridas hechas con "mucha fuerza" y que la agresión fue "rápida" y "muy intensa". "No hay ni una lesión de defensa", ha manifestado. Esta circunstancia fue aprovechada por la abogada defensora del acusado para plantear si en alusión a los supuestos intentos de suicidio que, según su cliente, habían tenido tanto él como su mujer, hubiera habido un "cierto consentimiento". "¿Me pregunta si quiso que la mataran? No. Claramente, no. En este caso no hubo defensa porque fue un ataque por sorpresa y rápido. Con la primera puñalada que recibió en el abdomen (de siete centímetros que le tocó hígado, páncreas y estómago) no estaba para defenderse", ha puntualizado.

El jurado escucha al único testigo: el hijo de la pareja, de 5 años

Los once miembros del jurado que deberán decidir si Cristinel Ionel Surca cometió un delito de asesinato o uno de homicidio y si estaba trastornado o no cuando mató a su mujer, Alexandra Rodica, han podido escuchar este miércoles al único testigo del crimen: el hijo de ambos.

El niño –que desde entonces vive con sus abuelos maternos– tenía 5 años cuando, como él mismo contó a la policía instantes después de presenciarlo: «Papá ha sacado un cuchillo y ha golpeado a mamá. Le ha hecho daño en la tripa y luego se ha matado». Días más tarde, el pequeño volvió a relatar la historia ante el juez instructor en una prueba que fue grabada entonces y escuchada ayer por el jurado popular.

La prueba se ha practicado a puerta cerrada para garantizar la protección jurídica del menor y su intimidad. Durante la reproducción del vídeo, según pudo saber después este periódico, el acusado se mantuvo frío e impasible. La misma actitud adoptó cuando los médicos forenses proyectaron las fotografías de las heridas que causó a su mujer y un par de imágenes, las menos impactantes, de la autopsia.

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