El árbol de los deseos del Picarral se centra en la infancia y la juventud

Espacios para practicar deporte, más juegos en las zonas verdes, un centro en el que los pequeños realicen actividades o el cuidado del instituto son algunas de las peticiones para este 2018.

Los vecinos del Picarral han colgado sus peticiones para mejorar el barrio
El árbol de los deseos del Picarral se centra en la infancia y la juventud
Plataforma Social Zalfonda-Picarral

Los miembros de la Plataforma Social Zalfonada-Picarral han querido reunirse para celebrar juntos la entrada del año con un nuevo proyecto nacido para tomarle el pulso al barrio. Se trata de ‘El árbol de los deseos (por un barrio más justo y solidario)’ y todos los vecinos están invitados a colgar en él sus peticiones, reivindicaciones y sugerencias para que el Picarral pueda terminar el 2018 con la mayoría de sus deficiencias subsanadas.

El árbol de cartón elaborado por Mapiser, empresa de inserción de la Fundación Picarral, salió a la avenida de Salvador Allende el pasado 12 de enero. Hasta allí acudió prácticamente todo el tejido asociativo del Picarral: el colectivo vecinal,  los niños de los colegios e institutos de la zona y sus Ampas, miembros de las parroquias o del centro de mayores. Cada asistente rellenó una tarjeta con su deseo y ahora se pueden contemplar en el colegio San Braulio, donde está instalado el árbol. 

“El balance es  muy positivo para ser el primer año y nuestra intención es mover el árbol por los diferentes colectivos para que todo el mundo vea las peticiones y se anime a respaldarlas”, explica Carmen Redondo, miembro de la Plataforma Social. El objetivo es que la actividad se convierta en un imprescindible del barrio y que vaya más allá de lo simbólico para que se dé una respuesta en firme a las peticiones vecinales.

La mayoría de los deseos son compartidos. El principal se centra en la creación de un centro para la infancia y juventud, ya que no hay ningún lugar de encuentro en el que programar actividades para este sector de la población. “No tenemos ni biblioteca ni ludoteca ni casa de juventud”, apunta Redondo. Los barrios próximos como el Arrabal o el Actur sí disponen de estos servicios, y los vecinos del Picarral lamentan que “estamos rodeados de recursos pero en nuestras calles no hay nada. El barrio tiene una extensión grande como para que la gente que vive en la parte alta tenga que desplazarse tan lejos”.

Tal y como avanza Redondo, existe un compromiso municipal a través del presupuesto de 2018 para hacer realidad el centro de infancia y juventud del Picarral, pero las obras estarían planificadas hasta 2020 a través de un programa plurianual. “Como es un proyecto a ejecutar a largo plazo desde la Plataforma Social vamos a estar muy pendientes del tema para que se lleve a cabo”, asegura la portavoz del colectivo.

Entre las peticiones también se encuentra ampliar las zonas al aire libre en las que practicar deporte, para jóvenes y mayores, aunque Redondo valora en positivo que “hemos ido consiguiendo que algunos solares se hayan adecuado para instalar una pista de baloncesto u otra de futbito hasta que haya recursos para construir otro tipo de instalaciones más prioritarias”. Actualmente solo hay un pequeño equipamiento que fue pensado como gimnasio para la tercera edad en la plaza de Juan Acha, “pero está en malas condiciones y no se le puede dar un uso adecuado”, dicen desde la Plataforma Social.

Las zonas verdes se sitúan como otro aspecto a mejorar, porque los vecinos aprecian que “se está descuidando la limpieza”. Además, indican que en el barrio hay mucho césped y arbolado pero hay carencia de juegos infantiles. A este asunto se suma el del transporte, ya que aunque circulan por las calles del Picarral varias líneas de autobús, “unas tienen un recorrido muy periférico (44 y 50) y las que conectan con el centro (35 y 29) tienen una frecuencia que se podría mejorar”, consideran.

El cuidado del IES El Picarral cierra el listado de principales demandas. Comenzó su actividad hace dos años gracias a la cesión de la Cámara de Comercio de Zaragoza a la DGA del edificio del antiguo colegio de San Felipe, que era de su propiedad y es donde se han habilitado las aulas. Ahora, la Cámara quiere edificar viviendas en una parte del recreo, lo que preocupa a los alumnos y sus familias. “Las obras pueden dificultar la tarea educativa además de reducir el espacio del centro, que hay que cuidar porque tiene mucha demanda”, cuentan desde la Plataforma Social. En principio, está previsto que las obras comiencen cuando acabe el curso escolar para no interferir con las clases.

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