Dos conocidas de Lanza declaran que no vieron navaja alguna ni objeto contundente

Las dos jóvenes han declarado que el investigado por asesinato recriminó a Víctor Láinez que fuera por allí porque no le gustaban los "nazis".

Las amigas de Lanza declaran que este le recriminó a Laínez porque no le gustaba que fueran "fascistas" por el barrio.
Las amigas de Lanza declaran que este le recriminó a Laínez porque no le gustaba que fueran "fascistas" por el barrio.
Toni Galán

Las dos chicas que acompañaban a Rodrigo Lanza, de 32 años, la noche en que este agredió a Víctor Laínez, de 55, en el bar Tocadiscos han declarado este viernes ante la juez instructora del caso que no vieron ninguna navaja en manos de la víctima. Según explicaron los abogados de la acusación particular y popular –la magistrada ha admitido la personación de Vox en la causa a través del letrado David Arranz–, ninguna de las dos jóvenes presenció la agresión porque estaban en la calle, aunque una sí dijo haber visto cómo la víctima salió tras el grupo cuando ya se iban del bar, le dijo algo a Rodrigo Lanza y este se volvió. Ninguna, al parecer, oyó qué se decían entre ellos, pero sí a su amigo Pablo M. gritar: "¡Cuida Rodri, que lleva navaja!".

"Una ha contado que observó a Víctor Laínez con los puños como en posición de boxeo, pero no vio arma blanca alguna", explicó Juan Carlos Macarrón, letrado de la familia del fallecido. Luego, Lanza dejó una mochila en el suelo, entró tras el hombre al bar y, en mitad del local y delante del propietario, se produjo la agresión. El sospechoso mantiene que agredió a la víctima en legítima defensa porque Laínez trató de atacarle con una navaja que, salvo él y su amigo Pablo M., nadie ha visto ni se halló en el lugar.

El abogado señaló que uno de los puntos de interés del testimonio de las jóvenes era saber qué ocurrió dentro del local cuando llegaron con Lanza y el amigo de este, Pablo M., y pidieron unas copas. Una confirmó lo dicho ya ante la Policía, que alguien del grupo comentó que el "señor mayor, corpulento, calvo y con barba" que estaba en la barra era de ideología falangista y se solía mover por otros bares con tirantes de la bandera de España.

"Claro componente ideológico"

Este comentario fue el que llevó a Lanza a dirigirse a Laínez, hablar unos minutos con él, y regresar al grupo para contarles que le había recriminado que estuviese allí porque no le gustaba que hubiese personas de ideología neonazi en el barrio, y que la respuesta del señor había sido insultarle por su nacionalidad chilena. Tras un rato, decidieron irse porque incluso comentaron que tenía el teléfono en la barra, insinuando que podía llamar a amigos suyos.

En cuanto a los tirantes con los colores de la bandera de España que llevaba el fallecido, el abogado manifestó que estas jóvenes afirman que no los vieron. A pesar de ello, subrayó que, más allá de los tirantes, el componente ideológico está "muy claro" para él "desde que Lanza le recrimina que vaya por el barrio" y le diga que "no le gustan los nazis". Insistió, además, en que todos los que vieron a la víctima en el suelo sangrando y convulsionando se percataron de que los llevaba, ya que tras los golpes se le subió la sudadera.

Con sus declaraciones se cierra casi una de las pruebas más importantes del caso, como son los testimonios de todas las personas que aquella madrugada presenciaron de una u otra forma lo ocurrido en el bar Tocadiscos. La juez Mercedes Terrer contará sin duda con otras pruebas trascendentales conforme se vayan aportando a la causa, tales como el informe médico forense definitivo o el atestado policial, pero ahora ya tiene indicios suficientes para hacerse una composición de lo sucedido. Tantos, que el pasado día 9 confirmó la prisión preventiva del investigado por un delito de asesinato cometido con alevosía, ensañamiento y motivaciones ideológicas.

Aquel 8 de diciembre, sobre las ".45, se juntaron en el local once personas. Por un lado el dueño del bar y Víctor Laínez, que entró solo y se sentó junto a la barra; por otro, el grupo de Rodrigo Lanza, compuesto por su amigo Pablo M. (pendiente de si la juez lo considera investigado o testigo y ratifica lo dicho ante la Policía) y las dos chicas, y, por último, otro grupo de cinco jóvenes ajenos a todos los anteriores.

Tanto estos últimos como el dueño del local ratificaron el pasado lunes sus declaraciones prestadas en la Policía antes de la detención de Lanza y de que este diario adelantara que la víctima estaba en muerte cerebral a consecuencia de los golpes.

El hostelero contó a la juez que Víctor Laínez, a quien conocía como cliente, se sentó junto a la barra y lo vio hablar con el chico que luego lo agredió, aunque no oyó su conversación. Añadió que luego le comentó: “Siempre con el mismo rollo, que si soy facha y fascista". Señaló que cuando el grupo de Lanza se marchó vio que Laínez iba detrás y le dijo "dónde vas, pasa", porque pensó que les iba a decir algo, y los perdió a todos de vista durante un minuto o "un minuto y diez segundos". Seguidamente, regresó y cuando estaba a mitad de la barra le dijo "Víctor, ten cuidado que viene detrás" porque en ese momento entraba también Lanza. Presenció entonces cómo le daba un golpe seco en la cabeza por detrás, que Laínez se desplomaba tras andar unos pasos y dar un pequeño giro y que ya no se movió, aunque Lanza continuó dándole golpes en la cabeza y la cara con los puños y, por último, una fuerte patada.

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