Pesebres de cristal, madera y trapo

Hasta el día 23 permanece abierta la muestra ‘Belenes del mundo’, cuya recaudación servirá para levantar un centro de acogida para niños de la calle en Bolivia.

Que la tradición de montar belenes ha dado la vuelta al mundo es algo que puede comprobarse con facilidad en la exposición que un año más –¡y van quince!– ha vuelto a organizar la fundación Pueblos Hermanos en la sala de la Caja Rural de Teruel, en el paseo de Pamplona 4-6 (entrada por la calle de Bilbao). Ahí pueden encontrarse nacimientos de medio centenar de países (los hay de Venezuela, India, Japón, México, Mongolia, Nicaragua o Filipinas) y también de todo tipo de materiales: desde hojas de maíz a madera de olivo pasando por piedra de jabón o, incluso, ganchillo.

"Los hay de todos los tamaños, de todos los continentes y de todos los precios", explican los organizadores, que inauguraron la muestra el pasado jueves. En horario vespertino (de 18.00 a 21.00) y hasta el día 23 se pueden observar y comprar estos nacimientos y también algún que otro producto de comercio justo. "Así como el año pasado destinamos lo recaudado a levantar escuelas en el Congo, con lo que obtengamos este 2017 financiaremos parte de un centro de acogida para niños de la calle en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia", comentan desde la fundación. Aunque la crisis también se ha dejado notar en la solidaridad, los voluntarios de la entidad están encantados con la respuesta de los zaragozanos pues en cada edición de ‘Belenes del mundo’ acostumbran a recaudar unos 10.000 euros. En anteriores ocasiones también se ha colaborado con las labores de saneamiento de aldeas filipinas o con leproserías de Vietnam, aunque se ha trabajado sobre todo en el Congo y el Chad, dado que el ‘alma mater’ de la idea, Teresa Ríos, es misionera desde hace más de 40 años en África central.

De vuelta a la exposición, hay algunos nacimientos que pertenecen a colecciones privadas y no están a la venta pero otros –detallistas en cajitas o acristalados y con una vela detrás– pueden ser un perfecto regalo de amigo invisible. Se venden a precios que oscilan entre los 5 y los más de 150 euros, según los materiales con los que están fabricados: los hay tallados en madera de olivo de Belén, otros con esbeltas figuras masai en madera de caoba o, incluso, fabricados con maíz o cacao procedentes de países sudamericanos. Por cierto, que también se expone uno de cerámica de Teruel y otro elaborado por las monjas que ahora habitan el tan traído y tan llevado monasterio de Sijena.

En la exposición, además de los nacimientos, hay paneles explicativos y fotografías que demuestran cómo los proyectos planteados por las misioneras –ya sean pozos, fuentes o molinos– se han ido haciendo realidad y cómo muchos se han centrado en construir escuelas porque "es una población creciente y los proyectos educativos funcionan muy bien por el gran deseo de los niños de aprender".

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