Absuelto un viajero de 'Bla Bla Car' al no saber de quién era la droga hallada en un coche compartido

El tribunal cree que las 13 papelinas de 'speed' que la Policía encontró en un paquete de tabaco en la manga de su chaqueta podían ser de cualquiera de los otros dos pasajeros

El juicio se celebró en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
El juicio se celebró en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
José Miguel Marco

La imposibilidad de saber cuál de los tres pasajeros de un coche contratado a través de la plataforma de viajes compartidos ‘Bla Bla Car’ era el propietario de 13 papelinas de ‘speed’ que había dentro del vehículo y la deficiente investigación policial han obligado a la Audiencia Provincial de Zaragoza a absolver al único acusado. Así lo recoge la sentencia de la Sección Primera, que resalta que con las pruebas aportadas en el juicio el tribunal no puede descartar que la sustancia estupefaciente fuera del piloto, de la ocupante del asiento trasero o del copiloto que, a la postre, fue el único que fue juzgado.

Según el relato de hechos, el acusado Juan José contactó con David, dueño del coche, a través ‘Bla Bla Car’, ya que quería ir a Huelva, viaje al que se sumó también una tercera pasajera, Nita.

Juan José se sentó en el asiento del copiloto y se quitó la chaqueta, que quedó caída a su espalda con las mangas colgadas y fuera de la zona del asiento. Nada más iniciar el viaje, se encontraron con un control policial y el conductor empezó a hacer movimientos extraños con el vehículo, momento en que la pasajera de atrás se acercó a los asientos delanteros.

Como consecuencia de sus maniobras, la Policía dio el alto al coche y procedió a identificar y cachear a sus ocupantes. Fue en ese momento, según la sentencia, cuando Juan José se dio cuenta de que en un bolsillo de su chaqueta había un bulto desconocido para él, que resultó ser un paquete de tabaco con 13 papelinas de ‘speed’, con un peso de 9,33 gramos y una riqueza del 7,91%, lo que equivale a 0,73 gramos de sustancia pura.

Esto acarreó la detención de Juan José, que siempre ha defendido que no era suya la droga. Su abogado, Rafael Guerras, solicitó que tanto el paquete como las papelinas fueran analizadas en busca de ADN o restos biológicos, pero se encontró con que "alguien no especificado", según la sentencia, había destruido tanto el contenido como el continente. El tribunal critica que la investigación no se extendiera a los otros dos ocupantes, dado que resulta sospechoso que el conductor se pusiera nervioso al ver el control policial.También lo es que tanto la pasajera como el paquete de tabaco fueran de otro país. Sin embargo, la "pobreza" acusatoria de las pruebas y las "imprecisas" declaraciones de los policías hacen que para el tribunal sea imposible dictar un fallo condenatorio.

Destaca igualmente la "poco usual" línea de defensa seguida por el letrado, ya que al tratarse de una cantidad "ínfima" de droga podía haber alegado que era para un consumo esporádico o puntual. "Lo cierto, sin embargo, es que la estrategia de la defensa se dirigió a solicitar una prueba más propia, en circunstancias normales, de la acusación que de la defensa. Las máximas de experiencia enseñan que la petición de tal prueba (inmediata y reiterada) solo tiene lógica en el caso de que el solicitante esté bien seguro de que su práctica no puede volverse en contra de sus intereses", recoge el fallo, del que ha sido ponente Juan Alberto Belloch. 

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