El Museo de Zaragoza, escenario de investigaciones para la identificación de técnicas pictóricas históricas

Los primeros resultados están permitiendo corroborar la introducción en el siglo XIX de pigmentos ya fabricados industrialmente.

Una exposición en el Museo de Zaragoza.
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Guillermo Mestre

El Museo de Zaragoza es desde hace dos años sede de una investigación pionera de identificación de técnicas pictóricas históricas en obras de arte.

La profesora Josefina Pérez Arantegui, del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA) de la Universidad de Zaragoza, estudia los materiales utilizados en obras del XVIII y XIX del museo a través de imágenes hiperespectrales. Lo hace en colaboración con la Université Bordeaux Montaig y del grupo de investigación analítica del patrimonio de la Universidad del País Vasco, en el marco de un proyecto conjunto de investigación financiado por la Comunidad de Trabajo de los Pirineos.

Dentro de esta línea de investigación se está llevando a cabo el análisis no invasivo de varias piezas realizadas entre los siglos XVIII y XIX, entre las que se encuentran varias obras de Francisco de Goya. El objetivo del estudio es caracterizar los componentes de los diversos pigmentos empleados en cada obra y a partir de ahí establecer patrones que permitan avanzar en el esclarecimiento de escuelas e incluso autorías.

Además, se podrían descubrir los retoques que ha ido sufriendo la obra a lo largo de la historia. El hecho de identificar los pigmentos utilizados en la obra y sus reacciones químicas es un avance para las técnicas de restauración ya que permitirá poder utilizar los mismos que los artistas usaron en origen y contribuir a la conservación óptima de las obras de arte.

Los investigadores del País Vasco analizaron obras de Goya que se encuentran en el museo a través de la Espectroscopía Raman y la Fluorescencia de Rayos X para obtener información sobre la composición química de los materiales utilizados para su creación. Entre las obras analizadas se encuentran 'La Escuela' ('La letra con sangre entra'), 'El éxtasis de San Antonio Abad', retrato de Juan Martín de Goicoechea y de Ramón Pignatelli y 'Hombre con sombrero'.

La primera de estas tecnologías ofrece un espectro molecular que informa, por ejemplo, de los pigmentos utilizados, mientras que la segunda técnica nos da los elementos químicos presentes y, por tanto, corrobora los resultados de la primera o los complementa. Ambas metodologías son aplicadas con instrumentación portátil y sin alterar para nada las obras de arte.

Las obras de Goya no son las únicas que se están sometiendo a estas técnicas no invasivas. Durante este año, también investigadores de la Université Bordeaux Montaigne y de la Universidad de Zaragoza (liderado por Josefina Pérez Arantegui) realizaron una sesión de análisis sobre algunas estampas japonesas de la colección de Arte Oriental del Museo de Zaragoza. Este estudio es parte de un proyecto entre las universidades de Kyoto (Japón), Burdeos (Francia) y Zaragoza, en colaboración con el Museo de Zaragoza y el Gobierno de Aragón, para investigar la composición de los materiales usados en la elaboración de los documentos gráficos japoneses.

El examen de las obras se realizó utilizando solamente técnicas no-invasivas de análisis para conocer la naturaleza de los pigmentos empleados en su elaboración. Estas metodologías minimizan la manipulación de las obras de arte y no requieren la extracción de ninguna muestra con lo que se preserva la integridad del material.

En cada una de las estampas se recogieron las imágenes hiperespectrales en la región del visible y del infrarrojo cercano (imágenes registradas a distintas longitudes de onda entre 400 y 1000 nm). Estas medidas permiten examinar los resultados de dos formas: primero, mostrar cómo se vería la estampa a diferentes longitudes de onda, incluso a algunas no recogidas por nuestros ojos; y segundo, registrar el espectro de reflectancia en cada uno de los píxeles de la imagen (un espectro de reflectancia es la representación gráfica de la cantidad de luz reflejada a diferentes longitudes de onda de la luz).

También se recogieron con un espectrofotómetro portátil estos mismos espectros de reflectancia de la zona de la luz visible en varios puntos (pequeñas áreas de 3 mm de diámetro) de cada estampa, junto con las medidas numéricas del color (índices CIELab). Finalmente, se midieron también las respuestas a la luz infrarroja y la fluorescencia inducida de las zonas coloreadas.

Todos estos datos relacionados entre sí proporcionan una descripción única de los pigmentos empleados para realizar la estampa japonesa, una especie de "huella dactilar" del material usado, que permite identificarlos y conocer así mejor las técnicas y los productos utilizados, poner de manifiesto sus singularidades o proponer relaciones e intercambios entre Oriente y Occidente. Las conclusiones de estas investigaciones desarrolladas en el museo se presentaron en el congreso 'TECHNART 2017: Técnicas de micro analítica no destructiva en Arte y Patrimonio Cultural'.

Los primeros resultados están permitiendo corroborar la introducción en el siglo XIX de pigmentos ya fabricados industrialmente para la impresión de estas estampas, fruto del contacto con Europa. Además, los datos están permitiendo diferenciar las estampas originales de periodos más antiguos con otras producidas más tarde como reimpresiones.

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