Un bar con banderas y más...

Ni corto ni perezoso, Luis Falcón, propietario del bar El Cuartelillo, en el Tubo, se sube a una gran escalera para colocar, no una, sino cuatro banderas con mástil incluido justo encima de la puerta de su establecimiento: la zaragozana con el león rampante, la bandera aragonesa, la enseña nacional y la bandera europea.

“Hace unos meses”, explica Falcón, “puse dos pequeñas banderas -la aragonesa y la española- pero llegó el típico gracioso o independentista que se colgó de ellas y me las rompió”, relata el propietario. Así que decidió poner cuatro nuevas y más grandes para que “todo el mundo las vea”, dice Falcón.

En este bar se toman las cañas en mesas con forma de tricornio y se piden tapas con nombres como Soldado o Legionario. Y es que cuando se montó, en julio de 2016, lo hizo con una temática clara: la Guardia Civil, los Cuerpos de Seguridad del Estado y las Fuerzas Armadas. “Serví en las COES -las Compañías de Operaciones Especiales del Ejército de Tierra- y ahí me enseñaron unos valores”, recuerda Falcón. “Este bar lo monté acorde a mis gustos y como buen patriota tengo que poner los colores de mi país”, defiende el hostelero que lleva trabajando en este sector más de 30 años.

La situación de Cataluña es casi el monotema del que se habla en las tertulias improvisadas de los parroquianos mientras se toman una caña y un Guardia Civil, una de las especialidades de la casa. “Yo creo que estoy de moda porque se están dando cuenta de que los colores de la bandera no son de un partido o de otro, son nuestros, de la nación. Los franceses y americanos están orgullosos de sus banderas, ¿por qué no podemos estarlo nosotros?”, se pregunta Falcón.

En las últimas semanas y tras la deriva de los acontecimientos en la comunidad vecina, el hostelero ha notado un aumento de la clientela que se acerca hasta su establecimiento. “Vienen por curiosidad, para ver lo que hay dentro. Y a la gente le gustan los adornos porque admiran a los cuerpos de seguridad del Estado”, concluye el hostelero.