Condenado a ocho años de prisión por violar a una joven en las fiestas del Pilar de 2015

Los forenses hallaron ADN del acusado en la víctima, a pesar de que primero dijo que no había tenido ningún contacto sexual con ella.

El juicio se celebró en la Audiencia de Zaragoza a puerta cerrada.
El juicio se celebró en la Audiencia de Zaragoza a puerta cerrada.
Heraldo.es

La Audiencia Provincial de Zaragoza ha condenado a Cristian Gabriel Salas a ocho años de prisión por violar a una joven durante las fiestas del Pilar de 2015. El tribunal aprecia que hay pruebas suficientes para demostrar que el acusado, de 31 años, actuó con violencia e intimidación y que en ningún momento hubo consentimiento por parte de la víctima. Por esa razón, entiende que los hechos constituyen un delito de agresión sexual, como solicitaba la abogada de acusación particular, Rosario de la Llana, y no de abusos sexuales, como planteaba la Fiscalía.

La agresión se produjo en casa del acusado, donde la víctima había aceptado acompañarle para dejar unas bolsas con bebidas. Los dos se habían conocido esa noche en un pub cuando iban con amigos, estuvieron de fiesta y a las ocho de la mañana acordaron ir a desayunar a otro bar. Antes, le propuso dejar las bebidas en su casa y, a pesar de que primero dijo que le esperaba en el portal, ante su insistencia accedió a subir. Según recoge la sentencia, nada más entrar al piso, la metió dentro de una habitación, cerró la puerta y no la dejó salir. Los gritos de la joven hicieron que la madre del acusado, que estaba en la casa ya levantada, acudiera al cuarto y la conminara a callarse. Al dejarlos solos de nuevo, el acusado aprovechó para tirarla encima de la cama y, mediante la fuerza y tapándole la boca, la desnudó y la violó.

Cuando tuvo una oportunidad, la joven salió de la casa y nada más llegar a la calle telefoneó al 061. Al no ser el número indicado para comunicar lo ocurrido, llamó también a unas amigas, que acudieron al lugar y dieron aviso a la Policía. Inmediatamente después, la chica acudió al Hospital Miguel Servet, donde el médico forense le detectó una lesión vaginal y le tomó muestras biológicas que luego resultaron ser semen del acusado.

Para el tribunal, a pesar de que su testimonio intentó ser desacreditado por la defensa, la víctima merece plena credibilidad. La lesión que presentaba, la persistencia en su testimonio, la afectación psicológica que ha tenido desde entonces (necesitó 270 días de estabilización) y el ADN del acusado son pruebas suficientes para los magistrados.

Por el contrario, las declaraciones del acusado y de su madre les resultan confusas y contradictorias. En especial, resaltan que Cristian Gabriel Salas ha negado siempre haber tenido contacto sexual con la víctima y que no fue hasta que en la vista oral supo que su ADN estaba en el cuerpo de la joven cuando "dudó" de la realidad de tal relación. En ese momento, además, dijo que no recordaba nada a causa de su estado de embriaguez. Ante estas circunstancias, el tribunal decide imponerle una condena de ocho años de cárcel, más tres meses de multa (900 euros) por el delito leve de lesiones, el pago de una indemnización de 8.370 euros y la prohibición de acercarse o comunicar con la víctima durante diez años. 

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