Cortes de pelo gratis (y una conversación) para quienes lo han perdido todo

Más de 20 usuarios del Refugio, el Albergue y la parroquia del Carmen se convierten cada día en ‘modelos’ de la escuela Passaró. La iniciativa parte del estilista Javier Mesones, fundador de estos centros de belleza que, además de formar a profesionales, realizan desde hace 30 años una labor social.

Más de 20 usuarios del Refugio, el Albergue Municipal y la parroquia del Carmen se convierten cada día en 'modelos' de la escuela Passaró, donde los alumnos más veteranos de esta academia de peluquería cortan el pelo gratis a indigentes para poner en práctica sus conocimientos. "Gastar dinero en una cabeza de plástico cuando podemos hacer una obra social es estúpido. Aquí ayudamos a la gente a salir adelante al mismo tiempo que enseñamos a los alumnos a cortar el pelo con una formación de calidad", explica Javier Mesones, fundador de esta cadena de peluquería aragonesa que cuenta ya con más de 30 salones de caballeros repartidos por toda España, 22 de ellos en Zaragoza, y uno que abrió recientemente en Rusia, en la ciudad de Kostromá.

El proyecto solidario de este peluquero y empresario aragonés, de 62 años, no copia tendencias. Al contrario. De haber tenido una repercusión mediática en sus inicios, como han cosechado acciones similares en Nueva York, Londres o Hamburgo, Mesones podría ser considerado hoy el 'padre' de esta obra social que lleva tres décadas en Zaragoza, desde que abrió su primera escuela de peluquería en un pequeño local de la calle Bélgica, en Delicias. "Entonces no podíamos permitírnoslo durante la jornada de trabajo y lo hacíamos de noche, formando a nuestros propios equipos con personas que no podían pagarse un corte de pelo", recuerda.

Hoy, con más de 30 salones de peluquería repartidos por toda España, prestan ya este servicio gratuito de forma diaria en dos de sus centros de enseñanza de la capital aragonesa, en Torrero y en el pasaje Ebrosa (puerta del Carmen), donde montaron otra escuela hace cuatro años para estar más cerca del Comedor Social, la Hermandad del Refugio y el Albergue Municipal, las tres instituciones que les derivan en torno a 20 usuarios a los que cortan el pelo gratis cada día. Óscar Ferrando, de 44 años, es uno de ellos. Conoció esta iniciativa gracias al Refugio, adonde llegó hace unos meses tras haber tocado fondo. En 2009 le diagnosticaron una polineuropatía por exceso de deporte que le dejó en silla de ruedas y sin poder andar. Perdió el empleo y fue desahuciado cuando le quedaban 9.000 euros de hipoteca por pagar. Ahora trata de salir adelante haciendo diversos cursos que le permitan quedarse en Zaragoza y obtener un empleo que arregle su situación. "La gente de aquí es muy amable y me ha recibido muy bien. Si no fuera por el Refugio, la verdad es que no existen demasiados sitios en los que parar y reemprender el camino tras haber llegado a cero", cuenta este catalán, que ha sido militar, escolta de seguridad y corredor de ultramontañas.

Corte de pelo gratis para quienes lo han perdido todo

Carlos Manzano, de 53 años, es otro de los usuarios que este lunes ha hecho de 'modelo' para los alumnos de Passaró. En su caso es la segunda vez que viene a cortarse el pelo gratis, y se va muy agradecido porque el trato y el servicio -dice- no pueden ser mejor. "Es una iniciativa muy maja porque aprenden los chicos y a mí me ayudan también", confiesa este zaragozano en paro, que paga 200 euros por una habitación en un piso compartido. Él supo de esta iniciativa por el Comedor Social del Carmen, del que antaño fue usuario. "Ahora si me puedo apañar sin venir lo hago, porque hay gente que lo necesita más que yo", dice con gesto amable.

Una oportunidad para salir de la indigencia

Al día, más de 20 personas con dificultades -y situaciones personales muy dispares- hacen de 'modelos' para los alumnos de estos centros de peluquería, donde también algunos, como es el caso de José (nombre ficticio), encontraron también una oportunidad laboral para salir de la indigencia. "Los asistentes sociales con los que tenemos contacto si ven que hay algún usuario que tiene aptitudes para salir adelante lo becan y en el centro le regalamos la enseñanza. Este es un oficio que te permite salir adelante con muy poquito dinero y en la actualidad hay muchas oportunidades de negocio en pueblos y barrios donde hay barberos de toda la vida que se están jubilando. A nosotros cada cuatro meses nos suelen mandar a dos indigentes becados, y en nuestros salones tenemos trabajando a dos que salieron de la calle", señala Mesones, quien se muestra satisfecho con el recorrido que ha tenido el proyecto. "¿Qué peluquero de Zaragoza ha conseguido esto?", se pregunta al recordar sus inicios en aquel pequeño local de Delicias. Al momento, uno de sus alumnos termina de cortarle el pelo a Carlos, le ayuda a ponerse la chaqueta y lo despide hasta la próxima con una sonrisa y un buen apretón de manos. "La verdad, me siento muy a gusto haciendo esto", confiesa Mesones con voz entrecortada y gesto emocionado.

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