Los cabezudos hacen 'las delicias' de los niños

Niños y no tan niños disfrutaron ayer de la segunda salida de los cabezudos en el tercer día festivo en el barrio zaragozano de Las Delicias.

La expectación minutos antes del comienzo de la comparsa se hacía latente cuando la multitud congregada en la calle de Ávila –puntos de salida– no entraba ni en las aceras entre miembros de la organización, peñistas, familias y jóvenes corredores. "Hay mucho arraigo por este tipo de actos", afirmaba uno de los voluntarios que velaban por que todo transcurriese sin ningún contratiempo.

Los principales protagonistas, los cabezudos, estiraban y se ajustaban bien el calzado para encorrer a los niños y jóvenes por las calles del distrito. Un recorrido de más de una hora que estuvo también acompañado por la charanga La Sentada de Sástago. El inicio de los acordes de la banda musical marcaban el comienzo de la marcha de los 16 cabezudos. Entre ellos estaba Daniel Morales, que lleva desfilando como cabezudo desde hace unos quince años en su barrio. "Me gusta poder ser partícipe de las fiestas, todo lo que sea colaborar y además poder ver a los niños pasárselo bien es motivo suficiente para hacer el esfuerzo", decía el propio Morales, que vestía como El Explorador.

El interés es tal que muchos trabajadores de comercios y vecinos de las calles por las que pasaba todo el jolgorio, no dudaron en salir unos minutos de sus puestos de trabajo o a los balcones para apreciar las divertidas y coloridas cabezas que llevaban encima los 16 voluntarios. Alfonsico es uno de los protagonistas más característicos de la comparsa. Este cabezudo en concreto es exclusivo del barrio y desfila por segundo año consecutivo. Su creación es un homenaje al que fuera el primer presidente de la comisión de fiestas, que fueron reiniciadas en 1984. Este personaje jugó un gran papel, ya que fue el fundador de las peñas de El Rebullo y Delicias y uno de los creadores de la Federación Interpeñas de Zaragoza. Además, participaba activamente en la organización de las actividades del barrio.

Por otra parte, algunos de los corredores buscaban inmortalizar el momento por medio de los ‘selfies’ e incluso se intentaban grabar en vídeo mientras alguno de los cabezudos les encorrían. Tarea compleja debida a la numerosa afluencia que dificultaba más si cabe las carreras. Uno de estos jóvenes era Carlos García, que junto a varios amigos disfrutaba con la adrenalina que les provocaba correr con los cabezudos y sus látigos a escasos metros de ellos. "Intento venir siempre que puedo porque me gusta correr, aunque tengo que reconocer que alguno de los cabezudos es bastante más rápido que yo", indicaba con una sonrisa el adolescente. Los cabezudos seguirán desfilando también hoy y hasta el sábado, que será cuando realicen el último recorrido. El domingo, última jornada festiva, se les podrá volver a ver pero en un acto de otras características. Una última exposición sobre ellos mismos en la plaza de la Convivencia para guardar posteriormente las grandes cabezas decoradas hasta el año que viene.