El Partido Aragonés (PAR) en Zaragoza ha advertido de los "problemas" que generará el carril bici del paseo de Sagasta, y ha indicado al Gobierno municipal de ZEC que "no se puede imponer un carril bici a golpe de decreto".

Las obras que se pretenden realizar para la construcción de este carril bici "pueden afectar severamente al tráfico hacia el Distrito de Torrero", y además "el propio trazado del carril bici proyectado, no convence ni a los propios usuarios de la bicicleta", han expuesto desde la formación en una nota de prensa.

Para el PAR, Zaragoza en Común, debería "repensar" esta obra, cuyo inicio ha sido anunciado para la última semana de agosto o primera de septiembre. "Ni existe un consenso entre las diversas asociaciones y colectivos de vecinos, comerciantes y ciclistas implicados, ni está garantizada la ausencia de afecciones en la movilidad de la zona y calles adyacentes una vez realizado el proyecto, ni parece tampoco el mejor momento para acometer estas obras".

Desde el PAR han destacado que "no se puede imponer un carril bici a golpe de decreto, sino que es necesario realizar estas obras en función de su necesidad y del posible flujo de ciclistas que lo vayan a utilizar, a través de una planificación".

En el caso del carril bici de Paseo Sagasta, el PAR ha alegado que "el trazado no convence a los ciclistas, los vecinos están totalmente divididos, los comerciantes advierten de los problemas colaterales que se pueden sufrir en las calles adyacentes y plazas de aparcamiento y, además, tanto el periodo de tiempo de obras como el posterior resultado auguran problemas de movilidad para la zona, y muy especialmente de aislamiento en los accesos al barrio de Torrero".

El PAR Zaragoza ha apuntado que comparte las políticas de priorizar al peatón en el uso de la vía pública, y en ese sentido también en el avance de las obras que permitan un desarrollo del uso de la bicicleta en la ciudad. No obstante, también ha pedido "un modelo claro de movilidad y crecimiento del establecimiento de carriles bici, teniendo en cuenta la movilidad en términos generales de la ciudad, con estudios previos sobre su necesidad y posible flujo de usuarios, con el debido consenso entre vecinos, comerciantes y ciclistas y, sobre todo, lejos de políticas de improvisación.