La "falta de concienciación" que se registra en algunos puntos de Zaragoza en lo que respecta a la circulación de bicicletas por la calzada ha llevado a diversos colectivos ciclistas de la ciudad a denunciar públicamente la situación que se vive a diario en algunos tramos, la mayoría céntricos, y a pedir a la Policía Local la implantación de una "campaña de control y vigilancia" por medio de la cual se sancione a quienes infringen la normativa. 

"Actualmente, si pasas por la zona del Coso o plaza de España hay una patrulla todas las semanas que ciclista que ve, ciclista que multa, pero no hay una patrulla para sancionar a coches adelantando de forma indebida en el paseo de la Independencia o en la calle de Don Jaime. Publican en las redes sociales que no se puede adelantar a una bici en esos tramos, pero a la hora de la verdad no van ahí a controlarlo y, por mucho que pongan 'tuits' la gente no lo va a respetar. Cuando pase algo lo mirarán, pero hasta ahora no hay campañas específicas de control como hemos pedido los colectivos ciclistas", denuncia Javier Tello, portavoz de Zaragoza en Bici.

Según la normativa local de circulación de peatones y ciclistas, la distancia entre el ciclista y el vehículo que lo adelante debe ser siempre de un mínimo de 1,5 metros. ¿Qué pasa si no es posible mantener la separación lateral mínima? "No adelante". Así lo establece la nueva Ley de Seguridad Vial y lo aclaró la DGT en 2015: la distancia de 1,5 metros se debe dejar siempre, incluido en ciudad.

Sin embargo, y a pesar de que la normativa es explícita, cada día se producen decenas de adelantamientos indebidos en ciertos tramos de la ciudad que se han convertido en "verdaderos puntos negros" para los ciclistas. "Nuestra obligación es circular por el centro del carril y esto es algo que conviene recordar a la gente porque si vamos por el lado derecho de la calzada se deja un espacio que permite estos adelantamientos de manera indebida”, advierte Kiko de la Rosa, el portavoz del Colectivo Pedalea.

En un mapa interactivo que se complementa con otro de los accidentes con atestado policial que ha habido en la capital aragonesa en los últimos tres años, el colectivo Zaragoza en Bici denuncia este tipo de situaciones y adelantamientos que son frecuentes en determinadas calles de la ciudad.

Entre los puntos negros de la zona céntrica, que es "donde más bicicletas se mueven", figuran el puente de Piedra y su entorno, el paseo de la Independencia y la calle de Don Jaime. "Recibimos a menudo quejas de ciclistas a los que les han pitado o les han intentado adelantar en estos tramos. Hace falta un poco de paciencia y concienciación en estas zonas porque cabemos todos y, si hay una bici, que el conductor se espere, que son 50 metros de calle. Si podemos ir por la calzada vamos por la calzada, pero que se nos respete", subraya Tello, quien señala que hace aproximadamente un año, por estas fechas, sufrió un adelantamiento indebido en el puente de Piedra. "Me adelantó un taxista y, al hacerlo, me golpeó en el manillar y casi me caigo", cuenta.

Además de en la zona centro de la ciudad, los colectivos ciclistas denuncian que también se producen situaciones de este tipo en vías pacificadas donde el límite de velocidad es de 30 kilómetros por hora. Sucede en Delicias, indican, y en el entorno del Parque Grande que rodea al río Huerva. "En esta zona, aunque son calles de 30, son más anchas y los vehículos intentan hacer el adelantamiento; y en el caso de Delicias sucede que vas por cualquier calle y te echan las largas o te empiezan a pitar y a increpar", añade.

En otras zonas, como en el entorno del balcón de San Lázaro, donde hay preferencia peatonal, se consiguió rebajar el límite de velocidad a diez kilómetros por hora. "Hicimos una petición hace dos años porque hubo un atropello a un crío y solicitamos que se mejorase la señalización, pero no se controla. En el puente de Piedra hay que recordar que está limitada también la velocidad a diez y tampoco se respeta. Es cierto que para los buses es complicado, pero no hacer nada no es una solución", sentencia Tello.

Por su parte, desde el Colectivo Pedalea Indignada remarcan que, además de aumentar el control en estas calles, sería necesario también la intervención en grandes avenidas de la ciudad para introducir carriles bici que permitan a la gente circular más tranquila. "El problema no solo está en las calles sino también en las avenidas, como el paseo de María Agustín o el paseo de Pamplona, que es donde se generan conflictos graves y los ciclistas no se sienten cómodos para circular. Yo llevo más de 12 años yendo en bici y si puedo evitarlo de subida, lo evito”, confiesa Kiko de la Rosa, portavoz de este colectivo.

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