Las 265 plantas de fresas que miden la contaminación de Zaragoza

El proyecto de ciencia ciudadana 'Vigilantes del cierzo' con plantas de fresas necesita financiación para poder realizar los análisis de laboratorio.

Planta de fresas en casa de Pilar Campos, participante del proyecto 'Vigilantes del cierzo'.
Planta de fresas en casa de Pilar Campos, participante del proyecto Vigilantes del cierzo.
P. C.

En 265 terrazas o ventanas de Zaragoza hay unas plantas de fresas que sus vecinos cuidan con mimo, y que revelarán datos significativos sobre la contaminación ambiental de la ciudad. La primera parte del proyecto de ciencia ciudadana 'Vigilantes del cierzo' ha funcionado bien: vecinos voluntarios cuidaron esas plantas durante el invierno y mandaron sus hojas a la Fundación Ibercivis. Ahora falta la segunda parte: analizar en laboratorios especializados los contaminantes pegados en las hojas de las plantas de fresas.

"Repartimos mil plantas en diciembre y los vecinos nos han enviado 265 cartas con las hojitas que les pedimos. Es un poco menos de lo esperado pero suficiente para poder analizar los contaminantes y elaborar un mapa de la contaminación por barrios en Zaragoza. Oficialmente en Zaragoza el Ayuntamiento tiene 6 puntos de medición de la contaminación. Gracias a este proyecto de ciencia ciudadana, tenemos 265", destaca Fermín Serrano, de la Fundación Ibercivis (una fundación nacional que nació como spin-off de la Universidad de Zaragoza).

Ibercivis puso en marcha este proyecto con la colaboración de Zaragoza Activa, que aportó 3.000 euros. Ahora haría falta otra cantidad similar para financiar los análisis en dos laboratorios de Barcelona y Amberes. "Queremos devolver los resultados y la ilusión a la gente. La investigación en ciencia es precaria. Esperamos poder conseguir la financiación necesaria", apunta Fermín Serrano. Quieren analizar las hojas en otoño y tener resultados a finales de año.

Mapa de fresas de la ciudad

Mientras buscan financiación, los promotores de este experimento guardan las hojas secas y están estudiando la ubicación de las plantas. En todos los barrios salvo en la Almozara hay 'vigilantes del cierzo'. Han elaborado un mapa de fresas por la ciudad.

La planta de Pilar Campos, una de la participantes, está en el Actur. "Escuché en la radio el proyecto y me pareció una idea muy buena. Me gusta mucho la jardinería y me gusta colaborar en todo lo que puedo. Tengo la planta en una terraza en un primer piso que da a la avenida de María Zambrano. Ha sido muy sencillo: solo tenía que mantenerla húmeda, la regaba cada dos o tres días, y ahora con el calor, más. En abril cogí unas hojitas y las mandé por correo como nos dijeron. Ahora voy a cambiar la planta a una maceta más grande para que siga creciendo", cuenta esta vecina, de 61 años, del cuerpo de voluntarios de Zaragoza.

Los promotores del proyecto también estudian la tipología de los edificios, la altura y la orientación. Todo influye en la contaminación. La mayoría de las muestras recibidas son de pisos bajos, con una altura inferior a 10 metros. También tienen muestras que han estado a más de 30 metros de altura. Los participantes han enviado una explicación de la ubicación de la planta, y también dibujos.

El origen está en Amberes

Este proyecto de ciencia ciudadana se inspiró en un estudio realizado en 2014 en Amberes. "Queremos demostrar que se puede hacer investigación científica con medios muy sencillos, sin necesidad de aparatos tecnológicos complejos. Elegimos fresas ecológicas como hicieron en Amberes. Son plantas bonitas, resistentes y fáciles de cuidar. Sus hojas son pilosas y en ellas se pegan bien los contaminantes que queremos analizar. En el aire de la ciudad hay metales pesados en suspensión procedentes fundamentalmente del tráfico", apunta Fermín Serrano.

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