Saltos de alto riesgo en el parque del Agua

Varios grupos de jóvenes se lanzan casi a diario desde seis metros de altura en el canal de aguas bravas. La balsa, en la que está prohibido el baño, tiene entre 3 y 4 metros de profundidad.

Un joven se lanza de cabeza a la balsa principal del canal de aguas bravas.
Un joven se lanza de cabeza a la balsa principal del canal de aguas bravas.
Enrique Navarro

Varios grupos de jóvenes de la ciudad han encontrado una peligrosa manera de refrescarse de estos primeros calores del año. La balsa del canal de aguas bravas se ha convertido en el escenario de una especie de concurso de saltos que, casi todos los días, ejecutan desde una altura de cinco o seis metros. No es el primer año en el que se ven estas prácticas, pero el hecho de que esta temporada las instalaciones municipales permanezcan cerradas ha ayudado a que el fenómeno se extienda.

De hecho, durante las semanas previas, con el fuerte calor, raro es el día que no aparecía algún grupo –generalmente de menores de edad– a saltar. El pasado lunes, sin ir más lejos, hubo quien se aventuró a lanzarse de cabeza, como se puede ver en la fotografía. Los jóvenes llegan con sus mochilas y toallas y se lanzan a la balsa ignorando los carteles que advierten de que está prohibido el baño y apartando una valla que trataba de impedir el acceso a la zona.

Los saltos se ejecutan desde dos posibles alturas: o bien desde lo alto de la barandilla que protege a los viandantes de una caída –desde donde hay unos seis metros de distancia al agua– o desde un pequeño zócalo de apenas 10 centímetros que sale de la pared de hormigón, donde la altura se reduce a unos cinco metros. La balsa tiene entre tres y cuatro metros de profundidad y, evidentemente, no cuenta con servicio de socorristas. Tras caer al agua, los chavales vuelven a subir a la zona del salto a través de unas jardineras decorativas del entorno del canal de aguas bravas.

Según apuntan quienes más han observado a estos jóvenes en los últimos días, son varios los grupos de amigos que acuden a saltar a este punto del canal de aguas bravas. En ocasiones se retan unos a otros a ver quién hace la pirueta más arriesgada. Así, además de lanzarse de pie, también lo hacen de cabeza e, incluso, cogiendo carrerilla y saltando por encima de la barandilla, superándola como si se tratara de una valla de atletismo.

El canal de aguas bravas es una instalación municipal que este verano va a permanecer cerrada, ya que la empresa que lo gestionaba, Loteta Sports, renunció por las pérdidas acumuladas. La balsa principal, adonde se lanzan los jóvenes desde seis metros de altura, acoge el circuito de hinchables de Mar Aventura, que aún no se han podido estrenar este año por no haber recibido todavía el permiso del Ayuntamiento.

Carlos Gutiérrez, gerente de Loteta Sports y experto en deportes acuáticos, apunta que estos saltos presentan "un elevado nivel de riesgo". "Hay elementos contra los que te puedes golpear y te puedes dejar la vida", advierte. Tras haberlos observado en multitud de ocasiones, apunta que se trata de grupos de jóvenes "de diversas procedencias", que usan los saltos "como una forma de demostrar su valentía y lo machitos que son".

En muchas ocasiones, quienes los han visto han llamado a la Policía Local para avisar, y los agentes se han personado en el sitio para advertir a los chavales. Sin embargo, la actuación no parece ser suficiente para disuadirles de volver un día tras otro. Gutiérrez pide que, junto a la barandilla, se coloca una valla alta que dificulte el acceso porque, a su juicio, "algún día puede haber una desgracia".

Aunque se trate de un daño menor en comparación con el que se pueden causar en caso de accidente, el responsable de la empresa señala que, al subir por un terraplén cercano para volver a saltar, los jóvenes dañan la vegetación de la zona y el sistema de riego, que alguna ocasión ha tenido grandes pérdidas de agua.

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