Las fiestas 'quinceañeras' triunfan entre la comunidad latina de Zaragoza

Están cargadas de simbolismo. Las celebran en casa o en locales, naves y hoteles que decoran con un estilo propio.

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Las fiestas 'quinceañeras' triunfan entre la comunidad latina de Zaragoza
Brigitte Eventos.

El decimoquinto cumpleaños es un momento especial para las chicas de la mayor parte de los países de centro y Sudamérica. Supone dejar atrás la niñez de forma definitiva, el trance entre la adolescencia y la vida adulta. Una ocasión que la comunidad latina, también la asentada en Zaragoza, celebra por todo lo alto, siguiendo las tradiciones y paseando a sus jóvenes envueltas en elegantes trajes de llamativos colores que difícilmente pasan desapercibidos.

La tradición comenzó a asomar en la capital aragonesa hace una década, aunque ha sido en el último lustro cuando verdaderamente ha arraigado. "Al principio se organizaban en restaurantes, pero nos encontrábamos con que no había espacio suficiente ni los podíamos adaptar y decorar al gusto, por eso se acabó optando por alquilar locales, naves y hoteles", explica Sandy, responsable de Brigitte Eventos, empresa promotora de las fiestas de quince años en la ciudad.

La fiesta, en sí, "no distingue de clases, la celebra todo el mundo", asegura Sandy. Aunque la horquilla de presupuestos es muy amplia, desde un punto de partida de 1.000 euros hasta todo lo que la familia quiera desembolsar. Algunas preparan el 'sarao' en casa, donde se congregan los invitados después de pasar por la iglesia (dependiendo del país de origen, ya que no todos incluyen el componente religioso).

Las 'quinceañeras' tienen dos momentos clave: el primero es el vals que la protagonista baila junto a su 'chambelán', que puede ser su novio, un amigo especial o un hermano o primo. Esa pieza se ha ensayado meses antes junto a otras siete parejas de amigos. Si se da el caso de que no hay suficientes acompañantes, los hombres de la familia entran en escena. El otro instante especial es 'el cambio de la zapatilla'. Como su propio nombre indica, este simbólico gesto supone un cambio de calzado: del zapato plano al de tacón. De niña a mujer. El padre de la joven es el encargado de ejecutar esta transición.

El guateque transcurre en un salón algo barroco, sobrecargado de flores, lazos, cintas de tul, globos y otros detalles del mismo color que la chica ha elegido para su traje. En los últimos años, apunta Sandy, "también existe la moda de decorarlo bajo una temática, como una fiesta veneciana, de película de Disney, como 'La bella y la bestia', o de noche de casino".

Limusinas, bandas de mariachis...

Uno de los elementos estrella de la celebración es el coche que lleva a las jóvenes y a sus acompañantes desde el hogar familiar hasta el local en el que se celebra el convite. El vehículo suele ser grande -muchas veces se trata de uno de lujo- y, según explican desde la empresa Limusinas Zaragoza, el color elegido es el más llamativo del pantone: "La reina absoluta de estos eventos es la limusina Hummer de color rosa".

En esta empresa de alquiler de vehículos con chófer constatan el crecimiento de este tipo de fiestas. "Los últimos años hemos visto cómo se viene solicitando más este servicio, que, eso sí, sigue siendo específico de familias de origen sudamericano", añaden.

En los portales digitales españoles de compraventa hay un auténtico mercado de servicios relacionados con las fiestas de quince años. Se pueden encontrar desde vestidos de princesa de cuento -ya sea en venta (de 200 euros en adelante) o en alquiler (alrededor de 50 euros)- hasta bandas de mariachis para las agasajadas de ascendencia mexicana, pasando por invitaciones personalizadas con una estética al gusto de cada país o pinchadiscos con los mismos gustos que los celebrantes. Lo que sea por mantener la tradición y dar un paso hacia la madurez por todo lo alto.

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