La Fiscalía pide siete meses de cárcel para un padre por dar correazos a su hija de 8 años

El colegio llevó a la niña al médico tras contar a la maestra que su padre le pegaba por no saberse la tabla de multiplicar. Él admitió haberle castigado físicamente de forma puntual.

Golpear a su hija de 8 años con la correa como una forma de educarla puede salirle caro a un vecino de Zaragoza. Siete meses de prisión y dos de alejamiento y prohibición de comunicarse con la niña es la pena que la Fiscalía pide para D. O. A. por un delito de maltrato en el ámbito familiar.

La menor se encuentra actualmente viviendo con una familia de acogida, ya que su madre está atravesando en estos momentos un periodo de inestabilidad emocional, que hizo necesaria la intervención de los Servicios Sociales del Gobierno de Aragón.

Los hechos se descubrieron a raíz de que la niña contara a una profesora de su colegio que su padre le pegaba con la correa porque no se sabía la tabla de multiplicar. La maestra la llevó a un centro de salud, donde le apreciaron un hematoma en la zona interna del muslo. Al preguntarle, la pequeña dijo que le había pegado con el cinturón al menos en tres ocasiones.

La agresión, según el fiscal, se produjo en el domicilio del padre el pasado enero, en unos días que la niña estaba con él en cumplimiento del régimen de visitas pactado entre sus progenitores, que están separados. Desde que terminaron su relación, acordaron que la niña viviría con su madre y que estaría con su padre dos fines de semana al mes.

Un cambio de las visitas

Según declaró la madre ante la Policía, a raíz de que D. O. A. dejara de pasarle la manutención de 200 euros al mes, lo que ocurrió en diciembre de 2016, el hombre le comentó que tenía intención de hablar con su abogada para cambiar el régimen de visitas y ampliarlo y así poder estar una semana alterna cada uno con la pequeña. Contó que ella accedió ya que no tenía trabajo ni tampoco quería meterse en pleitos judiciales.

Fue a principios de enero, cuando estaba pasando una de sus primeras semanas con él, cuando presuntamente se produjo la agresión. La madre explicó a la Policía que desde que la habían llamado desde el Servicio de Protección de Menores para decirle que su expareja había golpeado a la menor, ya no había sabido nada del hombre. Además, a partir de ese momento, la niña le había dicho que no quería saber nada de su padre y que cuando iba a su casa él estaba en un habitación con su pareja y ella estaba sola en otra.

Durante la entrevista que los servicios sociales mantuvieron con D. A. O., este admitió que había hecho uso del castigo físico con su hija, aunque matizó que había sido de forma "puntual". Reconoció que no era lo más adecuado, pero lo justificó alegando que era la educación que él había recibido y que no sabe hacerlo de otra forma. También asumió que quizás había mostrado poca empatía hacia la situación de la niña y las consecuencias que las circunstancias familiares que vive pueden tener en su desarrollo.

Los profesionales que se entrevistaron con la niña expusieron al juzgado que no habían detectado que haya sufrido un daño psicológico significativo, aunque sí apreciaron que la situación familiar estaba repercutiendo de forma negativa en su bienestar emocional. Por esa razón, se le ha proporcionado un tratamiento de psicoterapia que le ayude en su crecimiento. Las circunstancias familiares sí que han influido en su rendimiento académico aunque no existe inadaptación personal.

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