El tiempo que se tarda en recoger las fresas, el ciclo de vida de una mariposa, todas las noches del mundo, lo que dura un viaje de ida y vuelta de un lado a otro de Camerún, México, Europa e India, o lo que se tarda en hacer un curso de búsqueda de empleo. Estos son algunos de los periodos temporales que han empleado las artistas que participan en ‘Hilaku’, la I Muestra de creadoras textiles residentes en Zaragoza, para realizar sus obras.

Son numerosos días y meses contados de manera indeterminada, inexacta, pues con esas expresiones quieren demostrar que el bordado es un arte “que requiere su tiempo”, pero también “técnica, creatividad y disciplina” en quien lo practica. “Siempre ha estado reducido al interior del hogar y ligado a las mujeres. Queremos acabar con la visión de que es una manualidad”, cuenta Mercy Rojas, una de las promotoras de la exposición y especialista en ilustración textil con bordado.

La muestra, organizada por el colectivo Mottainai Zgz y que se puede visitar hasta el 13 de mayo en el Centro Joaquín Roncal, recoge los trabajos de ocho artistas. La mayoría son zaragozanas, pero también muestran su habilidad, su sello personal y sus credenciales una creadora murciana, una griega y otra colombiana.

La “riqueza expresiva” del arte textil y la fusión en él de “diseño, espiritualidad y artesanía” justifican la razón de una exposición que busca dar un empujón al desarrollo y la visibilidad de esta rama en la ciudad. Se trata, pues, “del primer paso para poner a Zaragoza en la escena mundial de esta tendencia artística”, reza su carta de presentación. Por ello, en septiembre del año pasado, el colectivo dedicado al textil lanzó una convocatoria para artistas residentes en el territorio aragonés, marcándose como meta establecer un espacio de encuentro anual que reflejase lo que los creadores en esta materia estaban haciendo en la comunidad. E ‘Hilaku’ es un primer y firme paso.

“Hay belleza en el desecho”

Mimbre, fibras naturales, telas, papel, abalorios, latas, hilos de algodón, lanas y, sobre todo, materiales recuperados -ya que tienen claro que “hay belleza en el desecho y en aquello que está fuera de circulación”-, conforman la mayoría de los elementos utilizados para dar forma a las obras, de temática libre.

‘Aires enlatados’, por ejemplo, es una de ellas. Torbellinos, hojas, nubes, una valla de alambre desgajada… Rut Martínez reflexiona sobre el cierzo con la técnica de grabado a la aguja sobre latas de atún recuperadas. ‘Metamorfosis’ aúna bordado y pintura acrílica en pro de la vida y la creatividad. “Estaba muy despegada del mundo del arte y al probar el bordado, comenzó a salir todo lo que llevaba dentro: lo artístico, los sentimientos, las emociones, la sabiduría…”, explica su responsable María Amor Belmonte.

En forma de homenaje a las mujeres colombianas se expone ‘Bosque de mujeres’, de Rojas. Y lo femenino también es protagonista en la obra ‘Mujeres del mundo, Asia, América, Europa, África’, de Paloma Ronsano. Los ojos se dirigen rápido hacia la ‘Casa nido’ de Yolanda Villajos, y  hacia el llamativo color naranja de ‘El nuevo traje del emperador’, un abrigo en el que Rosa Serrano reinterpreta el cuento de Andersen. ‘Un estudio sobre Medea’, de Evyenía Tzortzi, y ‘Miles de lovelulas’, que tiene la firma de María Menéndez, son las dos piezas de joyería de la muestra.

Además, han aportado su grano de arena al catálogo expuesto en el Joaquín Roncal varios miembros de los talleres de Atades, que confeccionaron con ganchillo y punto unas originales y coloridas cometas cumpliendo con la temática del característico viento aragonés; así como participantes del grupo colaborativo de bordado y zurcido residente en Harinera Zaragoza y del taller de ilustración textil ‘Punto cierzo’, cuyas creaciones cuelgan de cortinas, también, por aquello del cierzo.