Un año después del adiós a las charangas

Asociaciones de vecinos y organizadores de eventos hacen balance tras la aprobación del decreto que regula las actividades artísticas de la ciudad.

El veto municipal acabó con las charangas
El veto municipal acaba con las charangas
Francisco Jiménez

En algo menos de un mes, se cumplirá un año desde que el Ayuntamiento de Zaragoza pusiera en marcha el decreto que regulaba las actividades artísticas en la ciudad, a la vez que prohibía la actuación de las charangas en siete zonas de la capital aragonesa. Tres de ellas en la zona centro (Casco Histórico, eje de Gran Vía y aledaños y Paseo Independencia), otras en la zona de los mercados ambulantes (San Bruno, San Francisco y La Almozara), una para actuaciones de folclore aragonés en el entorno del Pilar y otra en la zona próxima a la plaza de Aragón durante Navidad y el resto de la ciudad.

Este decreto, eso sí, dejaba fuera los periodos de las fiestas del Pilar y las de los barrios de la ciudad, en los que las charangas y el resto de actividades pueden actuar libremente.

Pero, ¿cuál es el balance un año después de que las charangas no actúen por la calles de la capital aragonesa? Hay opiniones para todos los gustos. El vicepresidente de la Asociación de Vecinos Lanuza – Casco Viejo, Javier Rodríguez-, muestra su satisfacción por ello. “Estamos en una zona particularmente sensible. Hasta que no se puso en marcha el decreto, las molestias y quejas por las charangas a altas horas y las personas bebidas eran continuas”. Rodríguez ha continuado. “Aquí venía mucha gente de fuera porque en sus ciudades habían regulado las charangas, y generaban ruidos y deshechos que realmente molestaban a los vecinos”.

Charangas con espíritu conciliador

Ángel Enríquez, miembro de la charanga Aires del Huerva cree que se le considera “unos alborotadores, pero tan solo queremos hacer disfrutar a las personas”. “Además –añade-, nosotros tenemos una serie de normas para que se contraten nuestros servicios y hacemos especial hincapié en que se mantenga el entorno libre de plásticos y basuras. A su vez, no permitimos que nuestros clientes lleven disfraces subidos de tono, ya que entendemos que por la calle van niños o personas que pueden ver herida su sensibilidad”.

“Hemos propuesto todo tipo de medidas que regulen nuestra actividad, desde que se creen rutas específicas por las que podamos ir hasta que nos trasladen las quejas de los vecinos para saber las zonas por las que no pasar. Sin embargo, por parte del Ayuntamiento solo hemos recibido la callada por respuesta”, se lamenta Enriquez.

El decreto no solo afecta a las charangas

Al final, no solo las charangas se ven perjudicadas por la prohibición. Natalia Sora, gerente de la empresa Pausa, eventos y limusinas señala: “A nosotros el decreto nos ha afectado, ya que uno de los servicios que ofrecíamos y que era bastante demandado, era la contratación de charangas para despedidas. A raíz de que se aprobase tuvimos que anular varios eventos que ya teníamos contratados”, asegura. “Entiendo que las charangas deban estar reguladas y pagar las tasas que sean necesarias, pero no deben prohibirlas, ya que dan mucha vida y hacen que las personas se lo pasen bien y disfruten”, concluye.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión