La fotoperiodista Ana Palacios retrata la huida de la esclavitud

La fotoperiodista muestra de qué forma se trabaja en África para devolver la esperanza a miles de niños.

Covadonga Orejas, Pilar de la Vega, Ana Palacios, Nacho Zelaya, Kossi Siméon y Javier Zudaire, en La Casa de las Culturas.
Covadonga Orejas, Pilar de la Vega, Ana Palacios, Nacho Zelaya, Kossi Siméon y Javier Zudaire, en La Casa de las Culturas.
Oliver Duch

Desde la mirada de un europeo no resulta fácil entender que millones de niños viven como esclavos en África occidental subsahariana. A la periodista y fotógrafa Ana Palacios, comprobar que en Togo o Benín este fenómeno está “normalizado” es lo que lo que más le impactó durante los cuatro meses que estuvo en estos países.

Su objetivo fue documentar la cara menos visible de esa realidad: el rescate de esos niños. Y ayer, en La Casa de las Culturas de Zaragoza, ese trabajo se plasmó en la exposición ´Niños esclavos. La puerta de atrás`. Las fotografías en los centros de acogida son el pilar fundamental, pero hay más: un vídeo documental, ilustraciones, fichas policiales, dibujos...

La muestra se puede ver en orden cronológico. Impresiona la primera fotografía: una niña esclava, junto a su dueña, trabajando en el servicio doméstico. Hay imágenes de los pequeños tras escapar de esa situación que, según comentó Ana Palacios, “casi siempre suele ser casual”, y se continúa con el proceso de identificación y con la parte más ilusionante: la rehabilitación, el regreso con las familias, la capacitación profesional...

En este mensaje se centró Nacho Zelaya, coordinador de Acción Social del Ayuntamiento de Zaragoza. “Esa mirada a la esperanza es lo que más me gusta; de qué forma esos niños han salido del pozo recuperando su dignidad gracias a la labor que realizan distintas entidades y periodistas como Ana Palacios”.

A la inauguración asistieron representantes de dos centros de recuperación de menores: Covadonga Orejas, de Carmelitas Vedruna, y Javier Zudaire, de Misiones Salesianas. En la exposición también se muestran imágenes de Mensajeros de la Paz, y en el acto participó el periodista y refugiado togolés Kossi Siméon, que lleva viviendo siete años en Zaragoza. Él conoce bien la realidad de los niños esclavos en su país y desde España está luchando para mejorarla.

Covadonga Orejas explicó cómo se lleva a cabo la protección y recuperación de los menores, e hizo una radiografía del origen del problema: “Casi siempre es el mismo: familias muy pobres, con muchos hijos, a las que las mafias prometen que regresarán con mucho dinero y prácticamente se los entregan por nada”. Directamente pasan de depender de sus padres a la esclavitud, que puede ser de varios tipos: tráfico de órganos, mendicidad, esclavitud sexual, explotación doméstica y laboral...

Javier Zudaire también lanzó el mensaje optimista de que “es posible la rehabilitación” y Ana Palacios ofreció una cifra para la esperanza: los 1.527 niños que se han reinsertado en los centros de acogida que ella visitó.

Este proyecto ha contado con el apoyo de Unicef y su presidenta en Aragón, Pilar de la Vega, dejó constancia de lo importante que es el trabajo en equipo. “Nosotros ofrecemos un paraguas institucional para intermediar entre las organizaciones y los gobiernos, y en el caso de esta exposición, Ana Palacios ha tenido todo nuestro apoyo para visibilizar un problema que está muy oculto”.

No fue el único que ayer recibió la fotoperiodista. La Casa de las Culturas se llenó y, entre otras personas, asistieron la diputada Rosa Plantagenet; el director territorial de Caixa Bank, Raúl Marqueta; la periodista Mari Cruz Soriano o el fotógrafo Julio Marín. La exposición se puede ver hasta el 31 de marzo.

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