Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Alejandro Monge, el camino del éxito

El pintor y escultor zaragozano ha pasado del anonimato a exponer en destacadas ferias celebradas por todo el planeta.

Pinturas y esculturas de Alejandro Monge.
Pinturas y esculturas de Alejandro Monge.
Marcos Martínez

Confiesa que, hace una década cuando todavía iba al colegio, jamás hubiera imaginado que pudiera hacerse un hueco en el competitivo mercado de la pintura y la escultura. "En mi etapa como estudiante no lo pasé muy bien, porque tenía dislexia y déficit de atención", dice.

Cuando terminó 2º de Bachiller en el colegio Miraflores, le quedó una asignatura pendiente -inglés- para septiembre, de forma que perdió la plaza en la carrera que quería hacer: Diseño de Interiores. 

Optó por cursar un grado superior de Escultura y no se equivocó. "Me gustó tantísimo que acabé dedicándome a esto y, desde que lo terminé en 2007, no he dejado de aprender". Este artista zaragozano de 28 años decidió entonces presentarse a un concurso y, a pesar de que no lo ganó, "no ha parado" desde ese momento.

"Me empezaron a comprar las obras coleccionistas privados y eso me motivó para presentarme a más y más concursos -unos 30 entre 2008 y 2012- en diferentes ciudades españolas, como Huesca, Zaragoza, Teruel, Madrid, Barcelona o Guadalajara", explica.

Monge encontraba en las exposiciones que se llevaban a cabo con las obras de los finalistas de cada uno de los concursos la oportunidad perfecta para darse a conocer, pero no fue hasta 2012 cuando experimentó el que, según él, fue el mayor impulso de su carrera como pintor y escultor.

"Ese año gané un certamen artístico organizado por la delegación del Gobierno de Aragón y aquel premio -adivina- fue el detonante de que me llamasen para hacer exposiciones en diferentes galerías de arte y de que, hace dos años, la galería barcelonesa 'Tres Punts' se pusiese en contacto conmigo para trabajar juntos", apostilla.

Con el tiempo, la obra del zaragozano ha conseguido traspasar las fronteras y, en los últimos dos años, ha sido expuesta en ciudades como Dubái (Emiratos Árabes), Liverpool (Reino Unido), Colonia (Alemania), Estambul (Turquía) o Miami (Estados Unidos).

Según explica, en todos esos lugares sus pinturas y sus esculturas han tenido muy buena aceptación y han conseguido captar el interés de todos aquellos que se han detenido a observarla.  Y lo cierto es que no es para menos si se tiene en cuenta lo impactante de sus creaciones.

Empezó en 2008 haciendo retratos. "Era un reto más personal; idolatraba a otros artistas que hacían retratos hiperrealistas, como Gottfried Helnwein, y quería conseguir que mis cuadros generasen ese efecto de impacto que yo sentía al observar los suyos", explica.

Tras un año consagrado a este género, en el que jugaba con la iluminación para cambiar la personalidad del mismo personaje, al que siempre presentaba sobre un fondo negro y sin ropa, se propuso llevar a cabo una serie de esculturas de fajos de billetes quemados. 

"Quería transmitir que hemos vivido una época de excesos y que, ahora, nos toca hacer frente a las cenizas de lo que un día tuvimos; de hecho, el nombre de mi última exposición fue 'Cenizas de la historia' por este motivo", apostilla.

Sus siguientes creaciones siguieron la misma línea. "Opté por hacer esculturas con formas de armas para reflejar cómo, en la actualidad, se destrozan obras de arte en determinadas zonas del mundo y, después, hice una serie de cuadros bajo el título de 'Spring revolution' (Primavera Árabe)", cuenta.

En estos últimos lienzos, siempre pintados al óleo, Monge representa diferentes flores características de cada uno de los países implicados en el conflicto que aparecen suspendidas en el aire. "Mi intención es reflejar la relación de esos Estados a través de su flora; es un pequeño homenaje", dice.

Generar sorpresa es, según señala el artista, el objetivo común de todas sus creaciones. "Busco que la gente se sorprenda con técnicas curiosas; que no vea lo que espera ver cuando acude a una exposición", precisa, al tiempo que hace una valoración positiva de su obra.

"Hoy en día, se hacen tantísimas cosas en el mundo del arte que es casi imposible crear algo diferente, pero sí puedo decir que mis cuadros y esculturas suelen estar muy depurados, llevan muchísimo trabajo y técnicamente son muy complejos".  

Tanto es así que para ejecutar su siguiente idea, consistente en la realización de autoretratos en escultura, ha necesitado 2 años de investigación. "En ellos casi no se apreciará que soy yo, tampoco quiero desvelar cómo serán, pero es cierto que exigen una técnica muy difícil y que es probable que me quede a mitad porque vea que no puedo; en ese caso, pensaré en otra cosa", concluye.

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