Hallan herido grave a un joven junto al altar de la iglesia de San Pablo

Sufrió una caída desde la parte alta del templo, que estaba cerrado al público. La Policía cree que iba a robar, pero no falta nada.

La Policía investiga el extraño accidente ocurrido el pasado viernes en la iglesia de San Pablo, donde a última hora de la tarde fue hallado un joven con fracturas graves junto al altar mayor. La Policía sospecha que el herido, de unos treinta años, se cayó de la parte alta del templo cuando intentaba robar. Pero lo cierto es que no llegó a detenerlo ni le ha puesto vigilancia en el hospital, ya que el párroco revisó todo y no echó nada en falta.


Cuando se produjo la caída, no había nadie más en la iglesia, puesto que su responsable la había cerrado con llave tras celebrar la última misa de la tarde. Por ello, los investigadores creen que esta persona aprovechó la eucaristía para colarse en el templo y después, una vez solo, tratar de encontrar algo de valor. En cualquier caso, desde la Jefatura Superior de Aragón explicaron ayer que el herido no es un delincuente habitual y tan solo le consta un antecedente de hace bastante tiempo.


Llama la atención la forma en que los servicios de emergencia supieron del accidente, ya que según informó ‘El Periódico de Aragón’ fue la propia víctima quien llamó con su teléfono móvil al 112. La central movilizó a una ambulancia, pero cuando llegaron los sanitarios se encontraron las puertas de la iglesia de San Pablo cerradas. Acto seguido, se llamó a la Policía, que envió también varias patrullas al lugar de los hechos para tratar de localizar al párroco y acceder al templo.


Una vez dentro, el equipo de emergencias constató que, efectivamente, junto al altar mayor había una persona malherida. Apenas pudieron preguntarle por lo ocurrido, puesto que parece que en la caída se había roto la mandíbula. Y no era la única lesión grave, ya que tuvo que ser trasladado al Hospital Miguel Servet con fractura abierta de tibia y traumatismo craneal.


Según informó la Jefatura Superior, cuando el párroco les dijo que no habían robado nada, los agentes informaron de lo sucedido al juez de guardia. Las mismas fuentes indicaron que, ante la falta de pruebas incriminatorias, el magistrado optó por dejar libre a la víctima.

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