La Policía concluye que la viga de la carpa de la cerveza cayó porque faltaban varias piezas

Los agentes aprecian deficiencias en el mantenimiento de la estructura, lo que causó que el 8 de octubre una riostra de 4,90 metros hiriera de gravedad a una mujer.

Agentes de la Policía Nacional, en la carpa de la cerveza poco después del accidente.
Agentes de la Policía Nacional, en la carpa de la cerveza poco después del accidente.
Raquel Labodía

El informe de la Policía no deja lugar a dudas: la viga o riostra de 4,90 metros de longitud de la carpa de la cerveza que cayó el pasado 8 de octubre desde una altura de 5,70 metros sobre una mujer a la que hirió gravemente, se desprendió por las deficiencias de montaje y de mantenimiento de los materiales. El deterioro de unos y la ausencia de determinadas vigas originó un aumento de las tensiones que la pieza metálica que sujetaba la riostra no soportó. Al romperse, la viga se balanceó hasta el punto de que un extremo se salió de su punto de apoyo y terminó cayendo al suelo y alcanzando en la cabeza a Elena O. R., de 37 años.


Así se lo trasladó la Policía Científica al juez Rafael Lasala, encargado de investigar el siniestro ocurrido en la Oktoberfest de Valdespartera el 8 de octubre, el día que comenzaban las pasadas fiestas del Pilar. El instructor ya ha tomado declaración a tres supuestos responsables del percance: el organizador del evento, L. G. S.; el jefe de mantenimiento, P. P. C., y el ingeniero técnico, S. E. F.


Los dos primeros reconocieron en su declaración que faltaban viguetas, aunque puntualizaron que, a su juicio, no pasaba nada y que su ausencia, siempre que no superara un 10%, "no influía en la seguridad de la carpa", opinión que compartió el ingeniero técnico que certificó que la instalación cumplía todos los requisitos que exige la normativa.

Faltaban 11 vigas

Los agentes de la Policía Científica que hicieron la inspección ocular de la carpa tras el accidente observaron, y así se lo comunicaron al magistrado, que faltaban 11 vigas o riostras de las 288 que debía de tener la estructura. Además, 6 de esas 11 faltaban de la misma fila en la que se encontraba la que cayó. Como explican los policías, si se tiene en cuenta que en el espacio siguiente al tramo siniestrado tampoco había viga y que en el vano de esta había ancladas una de las llamadas cruces de San Andrés (tirantes metálicos), la consecuencia fue que en ese punto las fuerzas no estaban equilibradas. "En lugar del empuje en sentidos contrarios por la acción combinada de tirante metálico y riostra, por ausencia de esta última solo actuaba el tirante citado o cruz de San Andrés", recoge el informe policial.


Es decir, que para los agentes, la causa final de la caída pudo producirse por ese exceso de tensiones que tuvo que soportar la pieza (llamada omega) que sujetaba la viga, sumado a los "defectos de mantenimiento evidentes" del resto de la carpa. Entre ellos, y además de la falta de riostras y omegas, citan remaches rotos y ausencia de tornillos.


La investigación reveló también que, a pesar de lo anterior, la estructura de la carpa era estable y que en ningún momento se temió por la caída de la estructura. De hecho, según explicó el ingeniero, esas viguetas no son elementos estructurales y su función es evitar que la lona se combe hacia abajo en caso de lluvia o nieve.


La encargada del montaje y explotación de la carpa de la Oktoberfest era la empresa Infraestructura y Desarrollo de Espectáculos y Acontecimientos (Idea S. L.). Su responsable, L. G. S., declaró ante el juez que la compró en dos fases, la primera en 2000 y la segunda en 2005. Explicó que la fábrica no les hizo ninguna especificación sobre la duración de los materiales, aunque subrayó que estos son de "duración indefinida" puesto que "el aluminio no tiene corrosión".

Veinte años en el mercado

L G. S. añadió que la fábrica tampoco les indicó nada sobre las omegas y orejas que pudieran desprenderse por agotamiento de los remaches, y que estos se comprueban en todos los montajes a "simple vista". En su defensa, manifestó que llevan más de 20 años en el mercado, habrán montado más de 9.000 carpas y es la primera vez que se les ha caído una riostra una vez montada la carpa.


El ingeniero técnico que certificó la obra recogió en su informe que todos los trabajos se habían ajustado a las normas de seguridad en caso de incendio, a la ley de espectáculos de menores, al reglamento de Policía y al proyecto de instalación técnico. Reflejó, además, que las modificaciones habidas se habían llevado a cabo bajo su "dirección y consentimiento".


El responsable de la oficina del Ayuntamiento de Zaragoza donde se tramitan las autorizaciones para este tipo de instalaciones declaró que su supervisión es de la "documentación" que aporta el técnico correspondiente. También debe comprobar que se aporten todos los certificados, aunque, puntualizó, "no tienen que comprobar si tal certificado se ajusta a la realidad". Añadió que los ingenieros de bomberos revisan los certificados.

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