Trabajar en la prevención de los conflictos que pueden surgir de la convivencia diaria entre los alumnos de un centro previsto para 700 estudiantes y que ahora posee 1.200 es una de las prioridades de la Asociación de Padres del IES Pilar Lorengar. Así, su programa contra el acoso escolar ha sido uno de los elegidos dentro de los presupuestos participativos del distrito del Rabal y recibirá una dotación de 1.000 euros para ponerse en marcha.

“El acoso escolar existe, otra cuestión es que sepamos detectarlo”, afirma José Carlos Barón, vicepresidente de la agrupación de padres del instituto ubicado en el barrio de La Jota, quien añade que es evidente que en el centro existirán casos de esta problemática, al igual que en otros: “Ya hay una política y un programa en el instituto, pero queremos abordar el tema con nuestros medios, pues es importante que exista una concienciación y un método para detectar los casos con prontitud y abordarlos”.

La propuesta del APA contempla realizar durante el primer trimestre diferentes talleres dinámicos con los estudiantes, talleres de formación con los profesores, y charlas con los padres de los alumnos, todos de la mano de profesionales. El pasado curso, ya introdujeron actividades similares por medio del departamento de orientación del centro, organizando un taller con los alumnos del primer curso de ESO y un encuentro formativo dirigido a las familias en colaboración con la asociación sin ánimo de lucro Stop Bullying Aragón.

“Ahora vamos a extender la iniciativa a todos los cursos de Educación Secundaria y a los padres que quieran participar. Además, hemos hablado con el centro para que el profesorado también sea parte receptora en el programa”, cuenta Barón. Desde la APA manifiestan que su pretensión es llevar a cabo los distintos talleres de forma coordinada con el equipo de orientación del instituto: “Les planteamos la idea hace unas semanas y creemos que el centro la apoyará. Tan pronto como tengamos una respuesta comenzaremos a trabajar”, señalan.

Su intención es que los talleres dirigidos a los estudiantes se realicen, por ejemplo, durante la hora semanal de tutoría. En el caso de los padres, se llevarían a cabo por las tardes y se mantendría la línea de trabajo del pasado año. “Utilizábamos la asunción de roles –padre del acosador, del acosado, responsable del centro…- para observar las reacciones y posibles soluciones en supuestos o conatos de acoso escolar.  Mientras, “los chavales no abordaban directamente el problema, sino que trabajaban aspectos como la empatía o la conducta emocional”, recuerda el vicepresidente de la agrupación, que incide en la importancia de que el proyecto tenga continuidad y repercusión en el barrio y las instituciones. “No es un tema menor, la problemática existe y hay que abordarla”, concluye.