Un aragonés en la NASA

Juan Monzón es el primer aragonés en llegar a la Singularity University cuyo objetivo es tratar de resolver los grandes desafíos de la humanidad.

Juan Monzón (izquierda), en la Singularity University
Juan Monzón (izquierda), en la Singularity University

Todavía incrédulo. Así se muestra el zaragozano Juan Monzón tras haber vivido “una experiencia única y absolutamente inolvidable”. Ha sido uno de los integrantes del Global Solution Program, cuyo objetivo es tratar de resolver alguno de los doce problemas globales detectados por sus fundadores, Peter Diamandis y RayKurzweil. Los temas estudiados han sido: educación, agua, espacio, salud, prosperidad, ecosistema, comida, energía, seguridad, resistencia a desastres, sistemas de Gobierno y cobijo.


La Singularity se encuentra dentro de un centro de la NASA en Estados Unidos, en concreto en Mountain View, Silicon Valley. Allí, el aragonés pasó dos meses junto a otras 78 personas de todo el mundo. “Fui seleccionado junto con Pablo Orduña, en la edición española del Call to Innovation y junto a otros tres españoles: Jordi Bas, Chelu Martín y Alberto Canals, directamente seleccionados por Google”.


“Se trata de una iniciativa de dos grandes visionarios y patrocinada por Google a nivel mundial. Existen competiciones locales denominadas Call To Innovation, financiadas por iniciativas interesadas en mejorar el mundo, en nuestro caso para España fue la Fundación Rafael del Pino”, explica Monzón.


Aun habiendo pasado más de un mes desde su regreso a Zaragoza, afirma que si alguien le hubiera contado hace años, cuando trabajaba en darle forma a Exovite -empresa aragonesa de biotecnología que ha diseñado un revolucionario sistema 3D para la inmovilización y rehabilitación de traumatismos-, que iba a participar en una de las exclusivas formaciones de la Singulary University, no lo habría creído. “Es un centro en el que resulta más complicado entrar que en Harvard o Standford”, asevera.


La aventura duró del 18 de junio al 28 de agosto. Dos meses en los que el aprendizaje ha sido muy intenso: “He aprendido que podemos impactar en millones de personas con nuestras ideas. Nos hemos adentrado un poco más en las nuevas tecnologías en general y sobre el espacio”. Sin embargo, asegura que lo que más le impactó fue el taller de edición genética, en el que tuvo la oportunidad de editar el ADN de cientos de bacterias.


El Gran Hermano de los genios


80 personas de todo el mundo -40 mujeres y 40 hombres- fueron seleccionadas para vivir la experiencia de la Universidad de la Singularidad, la mayoría científicos e ingenieros. Acceder no es una tarea fácil: “Eligen a las personas por su currículo y a través de una entrevista. No sé cuál era el criterio, pero todos en algún momento tuvimos el ‘Síndrome del Impostor’: habíamos llegado allí por alguna casualidad de la vida, era como la casa de Gran Hermano, pero con genios, las conversaciones eran absolutamente brillantes y con mucho contenido”.


Allá en 1978, Pauline Clance y Suzanne Imes denominaron ‘Síndrome del impostor’ al hecho de permanecer convencido de que no mereces el éxito que han conseguido. “Cuando estás viviendo algo así no te puedes creer lo que está pasando. Siento como si hubiera sido tocado por una varita mágica. Creo que he trabajado para que vayan cumpliéndose las cosas, pero esto estaba fuera de lo que esperaba conseguir”, asevera el zaragozano.


Sin embargo, el azar también ha contado con un ingrediente imprescindible, el duro trabajo desarrollado por él y “el resto de 'exovitos” durante más de 3 años desde un pequeño local ubicado en la plaza San Francisco de Zaragoza. “Continuamos trabajando en nuestro sistema de rehabilitación para huesos rotos y problemas musculares utilizando la impresión 3D, y ya hemos dado el salto al mercado internacional”, concluye Monzón.


Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión