“Necesitamos un servicio de transporte público que revitalice Empresarium”

Desde la Asociación de Empresas del Polígono Empresarium no se cansan de recordar la que entienden como una necesidad imperante: la dotación de un servicio de transporte público que alcance el área industrial situada en el entorno de La Cartuja Baja. En concreto, su demanda, que fue lanzada a principios de 2016, cuando establecieron contacto con la Administración, se basa en la ampliación del recorrido de la línea 25 de los autobuses urbanos que conecta el centro de Zaragoza con el barrio rural de La Cartuja Baja.

“Seguimos necesitando un servicio de transporte público que revitalice el polígono”, reclaman desde el colectivo.  El recorrido de la línea 25 concluye en el barrio zaragozano y, “teniendo en cuenta que este es un espacio mayoritariamente de pequeñas y medianas empresas que no cuentan con servicio de transporte, la mayoría de trabajadores tienen que utilizar sus propios vehículos”, indican. Por ello, su propuesta se basa en el desvío de esos autobuses por la Carretera de Valmadrid para dirigirse hasta Empresarium, parando en diferentes puntos del polígono, y salir después por la Carretera de Castellón para entrar así al barrio rural.

Además del recorrido, la asociación también solicita incrementar la cifra de autobuses. “Serían aproximadamente unos 6 kilómetros de ampliación y, para que no se resintiese el barrio, habría que aumentar el número de vehículos que dan el servicio. No pedimos que sea durante todo el día, pero sí en determinadas franjas horarias clave que coinciden con los tiempos de entrada y salida de las empresas”, relata Carlos Marquino, representante del colectivo, quien apunta que este es un polígono que depende del Ayuntamiento de Zaragoza: “Llevamos a cabo una solicitud de reunión para tratar el tema este año y estamos esperando una contestación”.

El asunto del transporte, dicen, está relacionado directamente con el problema de seguridad que existe en el entorno industrial y que igualmente preocupa a la asociación de empresas. “Pedimos a la Administración Pública que se facilite ese transporte para favorecer también la implantación de nuevas empresas. Si se consigue, y si las compañías van uniendo fuerzas, esto repercutirá también en la instalación, por ejemplo, de sistemas de seguridad”, manifiesta el representante, que apunta que el polígono también sufre una falta de alumbrado general. Empresarium posee 1.181 naves construidas y, actualmente, cuenta con aproximadamente 200 empresas localizadas en el polígono.

Por su parte, el área de Movilidad del Consistorio explica que dar servicio con las líneas urbanas a los polígonos “implicaría asumir un servicio que ahora no se atiende desde el Ayuntamiento y que tampoco está contemplado en nuestro contrato municipal con Auzsa. Jurídicamente no es trivial en absoluto, pues probablemente generaría una modificación de contrato, y económicamente puede suponer un lastre muy importante”.

Fuentes municipales apuntan además que una decisión de este tipo con un polígono generaría una cascada de peticiones similares en todos los del municipio, al tiempo que subrayan la importancia de los autobuses “tanto de gran empresa como de agrupaciones de pymes que se unen para prestar un servicio a sus trabajadores. Es muy importante la movilidad al centro de trabajo, pero cuando se trata de polígonos fuera del núcleo urbano es responsabilidad de las empresas facilitarlo”.Depósito improvisado de escombros

La utilización de parcelas no ocupadas para verter escombros es otra de las denuncias que realiza la Asociación de Empresas del Polígono Empresarium. “Existen parcelas sin construir en las que se vacían sacos de obras, restos, escombros… Ha llegado a haber incluso coches desguazados, pues controlar una superficie de más de tres millones de metros cuadrados en un lugar donde hay muchas parcelas y naves vacías es muy difícil”, indica Marquino, que pone como ejemplo puntos de las calles Albardín o Efedra.

Desde la secretaría de la agrupación añaden que alguna comunidad de propietarios “llegó a pedir que se vallasen determinados espacios sin terminar de construir para evitar que la gente entrase en ellos”. “Buscar una responsabilidad y un porqué a estos problemas es complicado”, concluye Carlos Marquino.