Los 219 kilómetros del trazado del Camino del Ebro discurren desde la desembocadura del río por varias poblaciones de Deltebre, Amposta y Torstosa, atraviesa la capital aragonesa y continúa por Navarra hasta llegar a Logroño, donde se une con al Camino Francés. En las localidades zaragozanas de Escatrón y El Burgo de Ebro se le unen los ramales de los Caminos del Maestrazgo y del Bajo Aragón que provienen de Castellón, y en Pina de Ebro (Zaragoza) y se junta el Camino Catalán que parte desde Montserrat.

Atraviesa cuatro comunidades (Cataluña, Aragón, Navarra y La Rioja) y desde su origen sirvió de ruta para los peregrinos que vivían en tierras del Ebro y para aquellos penitentes que llegaban a la península por el Mediterráneo.

La señalización de esta ruta es uno de los aspectos más importantes a la hora de guiar a los peregrinos por el buen camino. De ello se encargan varias asociaciones vinculadas al Camino de Santiago presentes en las cuatro comunidades autónomas por las que cruza este trazado.

Una de ellas es la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Zaragoza, que desde su fundación en 1987 tiene entre sus objetivos “integrar a cuantas personas estén interesadas en la conservación, defensa y promoción del Camino de Santiago, sin otros límites que los establecidos por las leyes y fomentar la conservación, defensa y promoción del Camino”.

Además de la señalización de Camino, por la cual velan estas asociaciones, desde hace varios años otro tipo de señales han emergido en el centro de la capital aragonesa para indicar el paso de la ruta jacobea por la ciudad. Conchas de metal colocadas en la plaza del Pilar y en vías cercanas a esta aparecen -y también desaparecen- en el suelo, y en pilares colocados en el paseo de Echegaray y Caballero, entre otros lugares. Fueron colocadas por el Ayuntamiento de Zaragoza, aunque algunas ya no están en su lugar, fruto del vandalismo.

“Las colocaron hará unos cinco años pero el problema es que, como ha ocurrido a veces con las ranillas de Arrudi, la gente las arranca y se las lleva, -señala Fernando García Muñiz, presidente de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Zaragoza-. Otras ciudades del Camino también cuentan con este tipo de indicativos. Se instalan en el lugar más característico, que suele tener cerca de una iglesia. En Zaragoza, las podemos ver en el entorno de La Seo, Plaza del Pilar y en el paseo de Echegaray y Caballero hacia la plaza de Europa”.

García Muñiz indica que el tramo de la ruta jacobea por Zaragoza no es uno de los más concurridos y estima que “al día no pasarán más de 5 peregrinos. Otra cuestión es el número de credenciales que la Asociación entrega a lo largo del año, en torno a 3.000, pero esta cifra corresponde a peregrinos que realizan el Camino de Santiago desde distintos puntos”, matiza.

En el Camino de Santiago la señalización “se realiza mediante flechas amarillas pintadas sobre pilones, o utilizando los del Camino Natural del Ebro, que coincide en algunos tramos. Este método de señalización es el que ideó Elías Valiña, párroco de O Cebreiro, que en actualidad se mantiene, aunque en Francia es algo distinta”.

El presidente de la Asociación zaragozana afirma que el Camino “está muy bien marcado entre Zaragoza y Mallén desde que lo recuperamos en septiembre de hace 2 años. Lo marcamos periódicamente y hace poco también nos ocupamos del tramo de Fuentes de Ebro. Revisamos la ruta regularmente, para mantenerla y acondicionarla y que ningún peregrino se desoriente”.

García Muñiz también recuerda que “en Aragón el Camino a Santiago no solo es el que cruza una estrecha franja de terreno entre Somport y Sangüesa -apenas unos 90 kilómetros (Camino Francés)-.

En nuestra Asociación hemos identificado hasta 1.177 kilómetros de Camino que cruzan Aragón”.