"Hablamos mucho de las mujeres árabes pero poco con ellas"

La última vez que Leila Nachawati estuvo en Siria fue a finales de 2010, "justo antes de que empezara todo", cuenta esta periodista, profesora y activista hispano-siria. Leila (profesora de periodismo en la Universidad Carlos III, cofundadora del portal Syria Untold y colaboradora en diversos medios españoles e internacionales) presentó este miércoles en Zaragoza su primera novela: "Cuando la revolución termine" (editorial Turpial).

"Cuando eliges posicionarte contra una dictadura tan feroz como la siria, sabes que la libertad tiene un precio. He criticado abiertamente el régimen, he hablado en público de libertad y derechos humanos, algo que allí está prohibido. Tengo miedo a las represalias, de momento no puedo volver", señala Leila, que habló de su novela y de la situación de Siria en una charla en el Centro de Historias.

Leila, de 37 años, habla de la realidad de Siria desde dentro y desde fuera. Nació en Galicia de padre sirio y madre gallega; ha vivido su infancia entre Damasco y Santiago de Compostela. Recuerda "el ambiente de oscuridad y terror" que se vivía en Siria en los años 80, bajo la dictadura de Hafez al-Asad, padre del actual presidente. "Recuerdo los silencios y los miedos, hablábamos en susurros".

Ahora habla en voz alta y denuncia la represión del régimen sirio; las desapariciones (como la de su amigo Bassel Khartabil, informático muy conocido en Siria); la violencia que siguió al levantamiento ciudadano en 2011; la vergüenza y la impotencia que siente por las víctimas de la guerra y la situación de los refugiados; las visiones "reduccionistas" sobre el mundo árabe desde Occidente.

"Desde pequeña me he sentido a caballo entre dos culturas. Entiendo cómo piensa un español y cómo piensa un sirio. Los que estamos en esta situación tenemos el privilegio y la responsabilidad de tender puentes. Muchas veces desde Occidente se trata a los árabes, y a las mujeres en concreto, con mucha condescendencia. Tendemos a verlas como víctimas por vestir de una determinada forma. Hablamos mucho de las mujeres árabes pero poco con ellas, no les damos voz. No soy practicante de ninguna religión, pero apoyo firmemente a las mujeres que desde el Islam se declaran feministas", asegura.Una novela "muy real"

Leila ha escogido la ficción para contar cómo fue el inicio del movimiento de desobediencia civil en Siria en 2011. "Es una novela, pero los hechos que cuento son reales. Me he documentado mucho, he entrevistado a muchas personas para ser lo más fiel posible a la realidad. Solo he cambiado algunos datos por cuestiones narrativas o por seguridad", apunta.

Los personajes del libro son muy diversos: "Un kurdo, una palestina, una siria de familia conservadora, una persona muy vinculada al régimen, un ateo... Ellos representan la diversidad social y religiosa del país. En Siria no hay una división entre religiones, sino entre gente que quiere cambiar a una sociedad más justa y gente que prefiere seguir como está", afirma.

"Para no caer en la amargura escribo este libro. Para que conozcas el pasado del que venimos y el futuro que sueño para nosotras", le cuenta Sarah, la protagonista del libro a su hija, mientras buscan y esperan al padre desaparecido.

"No tengo una hija, pero si la tuviera me daría mucha vergüenza dejarle este mundo. Siento mucha vergüenza por lo que está pasando en Siria. Los bombardeos sobre Alepo están siendo una masacre peor que Srebrenica. La humanidad ha muerto un poco en Siria, entre los escombros de los bombardeos y la gente que muere ahogada en el mar tratando de huir. Tenemos la responsabilidad de denunciarlo y de dejar un mundo que no nos dé vergüenza", asegura.

Leila presentó la novela y participó en la charla "Siria, más allá de la geoestrategia", organizada por la red Zaragoza Acoge-Bienvenidxs Refugiadxs y La Pantera Rossa.