No siempre suponen el trayecto más adecuado aunque sean muy transitados. Los caminos del deseo son esos senderos que se crean al trazar nuevos itinearios que no formaban parte del trazado original de parques, jardines y otra zonas verdes.

Pero no solo se encuentran en estos espacios, también aparecen en plazas, calles y otras vías donde la utilización frecuente de estas sendas pueden llegar a consolidar la pavimentación de un nuevo camino o la instalación de elementos que favorezcan el tránsito como pasos de cebras o semáforos siempre que la seguridad vial permita este tipo de modificaciones.

Por eso, en países como Japón, son los viandantes quienes diseñan los caminos de los parques, eligiendo un sinfín de itinerarios que poco a poco marcarán los diferentes caminos de los parques.

La planificación urbana de las ciudades no es ajena a estas líneas del deseo y la tendencia de los ciudadanos a pasar por un sitio concreto en lugar del que se había planteado inicialmente hace que este tipo de preferencias se tengan en cuenta en el momento de diseñar un nuevo espacio urbano, contemplando los itinerarios preferidos por los transeúentes.

En los países nórdicos, por ejemplo, las pisadas sobre la nieve son una pista inconfundible de las preferencias de los paseantes a la hora trazar los caminos de un parque. En Japón, los caminos del deseo son habituales en sus parques, donde se entrelazan múltiples senderos creados por los transeúntes, dotando de una nueva personalidad a cada parque.

Esta particularidad del país nipón era recordada por el periodista Carlos del Amor en su libro 'Un año sin verano': “Los caminos del deseo son un acto de rebeldía, una especie de desobediencia a lo que nos imponen, la prueba inequívoca de que muchas veces no hay que ir de A a B por el lugar que nos dicen”.

Desde el Ayuntamiento de Zaragoza explican que este tipo de caminos “se tienen en cuenta, se respetan y en ocasiones se consolidan, como en el caso del parque Tío Jorge. A la hora de diseñar un parque o una zona verde se tienen en cuenta los itinerarios posibles por los que se va a transitar”.

En la capital aragonesa, igual que en muchas otras ciudades, existen ejemplos de estos caminos del deseo. Los hay en el paseo de la Constitución, la plaza de Salamero, el barrio Actur, la Universidad de Zaragoza, el parque de la Aljafería, Duquesa Villahermosa (frente al Teatro de las Esquinas) o avenida de José Atarés, junto a La Chimenea, entre muchos, muchos otros. Tantos como deseos.