​Dos oenegés zaragozanas, premiadas por su honestidad

La Fundación Rey Ardid y Ecodes, ambas entidades de origen aragonés, están acreditadas por la Fundación Lealtad que reconoce su ‘Buen hacer’

Una sesión de Ecodes
Una sesión de Ecodes
Ecodes

Transparencia, buen funcionamiento, claridad de su fin social o pluralidad de financiación. Estos son parte de los 9 principios que han de cumplir las ONG españolas que quieran entrar en el ranquin de ‘las más honestas’ del país. Una acreditación facilitada por la Fundación Lealtad de Madrid, que a día de hoy incluye a dos entidades con su sede principal en Zaragoza: la Fundación Rey Ardid y Ecodes.


Además de las 142 organizaciones acreditadas actualmente por la Fundación Lealtad, una veintena tienen presencia en Aragón. Desde la entidad aseguran que el objetivo del ‘Sello ONG Acreditada’ es ayudar al donante a decidir con qué ONG colaborar ya que le aporta un plus de confianza. Para lograrla hay que pasar por un proceso de auditoria solicitado por las propias organizaciones que abarca múltiples aspectos del funcionamiento, desde económicos o de gestión, la comunicación, el seguimiento a los proyectos o el equilibrio en las fuentes de financiación.


"El 93% de las ONG que solicitan ser analizadas consiguen la acreditación tras un proceso que puede durar hasta cuatro meses y medio y que supone la entrega de una extensa documentación que contrastan nuestros analistas”; explica Patricia de Roda, directora general de la Fundación Lealtad. “Hemos comprobado que seis de cada diez organizaciones incorporan mejoras en su gestión para cumplir los principios y obtener la acreditación”, concluye.


La Fundación Rey Ardid, que este año celebra su 25 aniversario, está acreditada desde hace más de una década. Tan solo en Aragón da trabajo a unas 1.000 personas en los distintos centros que posee -11 para mayores que dan servicio a unas 800 personas y otros cuatro de salud mental con 200 asistidos, entre otros-. En su opinión, la acreditación supone un reto constante por hacer las cosas bien: “Para nosotros es una prueba externa que sirve para reflejar una política interna que mantenemos desde hace años. Entendemos que en nuestro caso es más importante todavía ya que tenemos que rendir cuentas a la sociedad de todo lo que hacemos”, asegura Rocío Asín, directora de servicios centrales de la Fundación Rey Ardid.


A a pesar de que este examen periódico supone una “carga extra de trabajo”, el alto nivel de exigencia de la prueba es necesario debido a la naturaleza de la fundación: “Al principio era una certificación desconocida pero hemos notado que cada vez más empresas entienden que es una acreditación importante”. Anteriormente, se basaba en una calificación sobre 9, respecto a los principios en los que la entidad aprobaba o no. Hoy, tan solo se puede aprobar o suspender, es decir, la organización puede ser apta o no apta.El capital es la confianza


Sin duda, uno de los puntos más importantes es el de ‘pluralidad de financiación’: “Una de las condiciones que promueve la Fundación Lealtad es que esta no provenga únicamente del sector público. Es más sano para las sociedades sin ánimo de lucro”, concluye.


Ecodes es la otra entidad aragonesa que cuenta con esta acreditación nacional desde sus inicios. “Ya que nuestra ONG, entre otras cosas, se dedica a realizar el análisis financiero de grandes empresas que cotizan en bolsa, nos parecía razonable que nos dejáramos analizar por una empresa externa especializada en el tercer sector”, explica Víctor Viñuales, director de la ONG zaragozana. En su opinión, “todo lo que sea incrementar la transparencia en relación a la información es positivo y necesario”.


Ecodes, con sede también en la capital aragonesa, desempeña su función a nivel internacional, con actuaciones por toda España, Europa y Latinoamérica. “Nuestra misión es buscar cómplices en lo que nosotros denominamos ‘el ecosistema del cambio’”. Es decir, medios de comunicación e instituciones, para construir una nueva economía más verde más inclusiva y más responsable”. Para ello cuentan con un equipo de 25 personas en Zaragoza, una oficina en Nicaragua y con una amplia red de colaboradores en todo el mundo. “El capital más importante de una empresa del tercer sector es la confianza que la sociedad deposita en ella”, asegura Viñuales. Sin embargo, no toda ONG puede acreditarse, “o bien por tamaño, capacidad, o por desconocimiento. Al final no quiere decir que aquellas que no lo estén no sean buena gente, y hay que reconocer su excelente trabajo”.

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