Ángel, el superhéroe del Mercado Central

El carnicero hizo honor a su nombre y evitó que un cliente se ahogara practicándole la maniobra de Heimlich.

Olga, Ángel y Patricia tras su gesta en el Mercado Central de Zaragoza.
Olga, Ángel y Patricia tras su gesta en el Mercado Central de Zaragoza.
Mercado Central

El pasado miércoles era un día normal en el Mercado Central de Zaragoza. Como cada jornada, los trabajadores de los puestos atendían a sus clientes e informaban de las mejores ofertas del día. Sin embargo, algo alteró la tranquila aunque bulliciosa y agitada mañana del mercado.


Eran las 10.30 y un cliente habitual de la frutería de Patricia Ara, en el puesto número 24, pasaba por allí para hacer sus compras. El hombre encontró en los albaricoques un manjar apetecible y refrescante, y decidió probar uno, pero la mala fortuna hizo que se atragantara con el hueso.


No podía respirar y su rostro comenzaba a azularse, por lo que Patricia salió inmediatamente de su puesto para intentar ayudarle. También lo hizo Olga, de la pollería Olga Romero Paricio, en el número 31, justo frente a la frutería. Esta última intentó practicarle al hombre la maniobra de Heimlich para que el hueso del albaricoque saliera y pudiera respirar, pero la corpulencia del hombre le impidió realizarla correctamente.


Al ver lo que estaba ocurriendo, entró en escena el ya bautizado como héroe del mercado, Ángel Calmache, un trabajador de la carnicería Vicente Manuel Subías Royo, en el puesto 32. Consiguió practicarle la citada maniobra y el cliente volvió a respirar. “Era un hombre corpulento, le hice la maniobra y salió bien”, asegura Ángel.


Este carnicero, que lleva dos años trabajando en el puesto del Mercado Central, pero 40 en este oficio, nunca antes había practicado esta técnica, aunque reconoce que trató de no perder la calma. “Mi hija es sanitaria y yo me he dedicado al fútbol como directivo”, señala Ángel, hechos que le ayudaron a la hora de salir airoso de tan difícil situación.


“Fue un momento tenso porque el hombre estaba azul, pero cuando vi que empezaba a respirar, aunque lo hacía a bocanadas, me tranquilicé”, asegura el héroe del mercado. El cliente volvió poco a poco a respirar con normalidad y fue atendido posteriormente por los médicos de la UVI móvil de bomberos, quienes ratificaron el buen estado del hombre.


“Estaba bastante asustado, pero sé que después dio las gracias a mis compañeras. Yo tuve que volver a la carnicería, los clientes no esperan”, recuerda Ángel. Una historia con final feliz gracias a la rapidez y determinación de Patricia, Olga y Ángel, que no duraron en atender y ayudar a este cliente en apuros, logrando evitar lo que podría haber sido un desenlace fatal.

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