​Un gotero portátil o un despertador infantil colectivo, creaciones de los ingenieros del futuro

La exposición ‘Proyectos Emergentes 2016’ reúne los proyectos más innovadores de los alumnos del grado en Ingeniería de Diseño Industrial.

Exposición 'Proyectos Emergentes'
Exposición 'Proyectos Emergentes'
P. S.

“El mundo anda, vosotros corréis”. “Sois unos genios con increíbles proyectos”. “Que todos tengan tan buenas ideas como las vuestras”. Son algunas de las frases que los visitantes de la exposición ‘Proyectos Emergentes 2016’ quieren hacerles llegar a los artífices de esta innovadora muestra a través de un colorido tablón de notas construido con cientos de pósit.


Idea es una de las palabras más repetidas en él, porque ideas que fusionan técnica y creatividad son lo que representan los más de una veintena de inventos que los estudiantes del grado en Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo del Producto de la Universidad de Zaragoza han llevado hasta la sala África Ibarra del edificio Paraninfo (puede visitarse hasta el 17 de julio).


Estos proyectos nacen dentro de las aulas, pues son el resultado de diferentes trabajos realizados por los alumnos en el marco de una o varias asignaturas de la carrera, pero sus objetivos traspasan paredes y fronteras. Entre ellos, se encuentran electrodomésticos con vocación de servicio social, revisiones de productos cotidianos o proyectos desarrollados a partir de ideas radicalmente innovadoras y dirigidos a diferentes públicos.


Teñir los dientes de los más pequeños de la casa para recordarles que tienen que volver a cepillárselos varias veces al día es lo que hace el “producto maligno” ‘Dinodye’, creado por Cristina Meléndez, Eric Monroy, Blanca Navarro y Sandra Ordovás. Mientras, la ‘Cuchara solidaria’ tiene como fin algo bien distinto. Adrián Úbeda, Irene Usón, Estela Vela e Ibón Vergara se preguntaron “¿por qué tirar la comida cuando otros la pueden aprovechar?”. Como respuesta a esta cuestión crearon un producto dirigido a satisfacer las necesidades de poblaciones desfavorecidas, que mantiene en su interior y en buen estado la comida desechada por unos para poder ofrecérsela a quien la necesita.


Otras de las innovadoras creaciones que han emergido de las mentes de estos futuros ingenieros se materializan en pequeños extintores monodosis útiles para apagar posibles incendios domésticos, en bancos de gres laminado adaptables a cualquier entorno, en una sulfatadora ergonómica que permite evitar lesiones derivadas de un uso prolongado, o en un aparato difusor, Tom, que mantiene a los mosquitos alejados del entorno escolar en las zonas de mayor incidencia de la malaria.


“La disciplina de la ingeniería en Diseño Industrial es relativamente reciente en España y está sometida a una constante y rápida evolución. Esto provoca que sea necesario esforzarse en poner en valor su potencial a la hora de generar calidad de vida y riqueza económica”, cuenta Eduardo Manchado, coordinador del Máster Universitario en Ingeniería de Diseño de Producto y responsable de la exposición. Los proyectos anteriores son un ejemplo de que “el esfuerzo que se invierte en formar a nuestros jóvenes en este campo está siendo muy bien aprovechado. Cada edición, se mantiene el alto nivel mientras cambian los contenidos adaptándose al contexto social, al potencial tecnológico y a las necesidades de los usuarios”.


Precisamente, la necesidad de combatir la desnutrición en los países menos desarrollados fue lo que inspiró a María Mateo y Jaime Nebot para crear, durante cuatro meses, su ‘HexAid’, un gotero de emergencia que permite intervenir rápida y eficazmente en casos de desnutrición grave. Se trata de una caja hexagonal que, al despegarse, mantiene la bolsa en la zona superior, unida al tubo telescópico. Incorpora también otros elementos integrados como una aguja esterilizada o una goma para encontrar la vena. “Cuando hay necesidad de inyectar glucosa por vía intravenosa, montar todos los materiales médicos puede costar un tiempo que normalmente no se tiene. Por eso, buscamos crear una herramienta que minimizara tiempos y que fuera cómoda en el transporte”, señala María Mateo. Los artífices de esta creación reconocen que la sencillez de su producto en cuanto a mecanismos, lo abarataría, pues se trata de un “elemento sencillo destinado a algo muy importante”.


‘Proyectos Emergentes’ sirve también para tomar contacto con empresas reales que se interesan por estas ideas, algo que puede derivar en el inicio de futuras colaboraciones con los estudiantes. Así, son varios los proyectos que han surgido en esta ocasión de acuerdo con la compañía de electrodomésticos BSH. Es el caso de Ocha, una lavadora portátil destinada a países de África subsahariana, donde se sigue llevando a cabo el lavado manual, con el objetivo de evitar que las personas tengan que portar la ropa en la cabeza y que se contamine el río.Un despertar colaborativo

Crear un facilitador del despertar infantil. Este fue el encargo propuesto por sus profesores a Daniel Alcay, Lidia Gonzalo, Beatriz Pérez, María Rubio y Reyes Torrubia. Y ellos decidieron que la principal característica de su proyecto sería la colectividad.


El objetivo era “fomentar el trabajo en grupo y la cooperación entre niños, generando rutinas tras periodos de sueño”, lo que se tradujo en un despertador compuesto por diferentes módulos y piezas de colores. Su funcionamiento se basa en repartir a cada niño una pieza de un color antes de dormir, pieza que cuando despierte deberá encajar en el correspondiente hueco del aparato para que este se apague. “Hasta que no estén todas las piezas, la música del despertador no dejará de sonar. Con ello se consigue potenciar la colaboración y predisponer al niño a que realice una actividad tras el sueño, teniendo en cuenta que cada actividad tiene asociada una música distinta”, describe Reyes Torrubia. Su producto, ‘Beepz’, afirman que podría ser muy útil en colegios, guarderías y hospitales infantiles.


Cuenta el coordinador de la exposición, Eduardo Manchado, que algunas de las ideas que han brotado en años anteriores de estos cerebros universitarios se han materializado en proyectos reales, aunque “debe tenerse en cuenta que, desde que se acaba el proyecto hasta que un producto es industrializado y llega al mercado, los plazos pueden ser largos”. Mientras, estos estudiantes siguen día a día prestando atención a cada detalle y a cada dificultad cotidiana y social para mejorar productos y desarrollar creaciones que quizá ocupen nuestros hogares dentro de unos años.

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