​Si no tiene dinero para un barco, constrúyaselo (en miniatura)

En Zaragoza, hay muchos aficionados a las réplicas de embarcaciones, algunos incluso 'salen a navegar' los domingos al lago de Parque Goya II.

Fernando Romero, posa delante de algunas de las réplicas de embarcaciones que ha montado en su casa.
Fernando Romero, posa delante de algunas de las réplicas de embarcaciones que ha montado en su casa.
M. P.

Fernando Romero, veterano del mundo del modelismo de Zaragoza desde que era un adolescente, dice que no tiene barco y que aunque "tuviera dineros, no lo tendría por los millones que cuesta mantenerlo". Y añade que de embarcarse, prefiere un pesquero para sentir la zozobra de la mar que hacerlo en un trasatlántico, "para meterme en un cuarto y no ver nada". Ahora bien, sabe de embarcaciones casi como un ingeniero naval, a fuerza de dedicarle horas, y años, al mundo de las réplicas.


Un submarino amarillo con cámara incorporada que filma por debajo del agua, lanchas rápidas que alcanzan hasta los 80 kilómetros por hora, barcos pesqueros, una patrullera de la Guardia Civil, imponentes veleros o hasta un ballenero de esos que sacan la presa despiezada casi ya para comercializar, son algunos de los modelos 'atracados' en casa de Romero, dedicado desde hace más de 20 años al modelismo.


"Antes hacía aviones, pero el avión no te admite fallos, con un pequeño fallo va al suelo y tienes que hacer otro nuevo, pero el modelismo de barcos es más relajado", comenta este jubilado de 66 años, mientras se afana en diminutas piezas para la última de sus embarcaciones de este pequeño 'astillero' que ha montado en una de las habitaciones de su casa, con maquinaria y herramienta para estos montajes.


"Cuando empiezas de cero hay que comprar de todo, maderas de tilo para forrar los cascos, contrachapado para las cuadernas, latón para barandillas y mástiles... son modelos que llevan de todo, hasta hélices diminutas", explica Romero, quien subraya que él fabrica todo lo que puede, lo que supone muchas veces hacer soldaduras de piezas diminutas: "el chiste es hacerlo tú mismo, no comprarlo", asevera.


En este espacio, destaca por sus dimensiones uno a los que tiene especial cariño por ser de sus primeros montajes, el Ibayzabal, un simbólico remolcador de altura que da servicio a las plataformas petrolíferas, antiguo, pero en su momento, toda una insignia de modernidad naval.


"Este llevó mucha faena, tiene muchos detalles, las barcas de salvamento, los cañones de agua del sistema antiicendios, barandillas....", explica Romero, dado a una afición que no sabe de horas. "Cada modelo lleva un tiempo diferente, pero algunos son muy costosos", comenta, por eso, "yo siempre tengo que tener varias cosas empezadas a la vez, cuando me atasco con uno, me pongo con otro", dice. Muchas horas dedicadas a la afición y la pasión al mundo naval, "porque esto lo vas a vender, y no te paga nadie lo que vale".


Entre los aficionados, se pasan planos, se aconsejan, se asesoran y algunos de sus montajes se pueden ver los domingos por la mañana en el lago de Parque Goya II, donde sacan sus embarcaciones los miembros de la Asociación de Modelistas Navales de Aragón, formada por unos 20 miembros.


Muchos y muy buenos modelistas en Zaragoza

También hace tres años, se creó el Club Aragonés de Modelismo Naval (Camon),  cuyos miembros también organizan exposiciones, participan en concursos y eventos y mantienen contacto entre aficionados.


"Los orígenes del modelismo naval se remontan a tiempos muy remotos; modernamente, a los siglos XVII y posteriores cuando en Europa, las maquetas de barcos se utilizaban como paso previo a la construcción del barco real a escala", explica Fernando Marcén, del Club Aragonés de Modelismo Naval.


Sobre esta pasión Marcén afirma que "cada modelista podría esgrimir un motivo diferente para justificar su afición. El modelismo naval no solo es la construcción de un 'barquito' que luego queda muy bien en una estantería, es algo más serio y profundo. Previamente hay un trabajo de investigación del modelo a construir, la época en la que se desarrolló su construcción real, qué tipo de maderas, las dimensiones y método de construcción, en qué hechos participó, etc.... Y, en los casos más extremos de estudio, conseguir copia de los planos originales".


Además de estos foros de encuentro, Marcén sostiene que este hobby agrupa en Zaragoza a "muchos y muy buenos modelistas 'ermitaños', que disfrutan construyendo magníficamente bien, pero para su disfrute y la admiración de su entorno más cercano".

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