Víctor Guelbenzu dialoga con el vino

El presidente de la Academia de Gastronomía rememora su importancia histórica.

Santiago Parra, Isidro Sierra, Francisco Bentué, Ángel González, Víctor Guelbenzu, Miguel Caballú, Juan Cacho, Ángel de Uña, Francisco Ferrán y Elena Piedrafita, en la Diputación de Zaragoza.
Santiago Parra, Isidro Sierra, Francisco Bentué, Ángel González, Víctor Guelbenzu, Miguel Caballú, Juan Cacho, Ángel de Uña, Francisco Ferrán y Elena Piedrafita, en la Diputación de Zaragoza.
Almozara

Víctor Guelbenzu, presidente de la Academia Aragonesa de Gastronomía, ofreció el jueves un discurso académico alrededor del vino en el antiguo salón de plenos de la Diputación de Zaragoza. Y lo hizo de una forma original: dialogando con él.


Fue todo un homenaje al vino, al que tan ligado ha estado durante toda su vida, ofrecido junto a buenos amigos como el académico Juan Cacho, que presentó al protagonista y a modo de gruesas pinceladas repasó esa estrecha vinculación. Testigos del diálogo fueron, entre otros, Santiago Parra, Isidro Sierra, Francisco Bentué, Ángel González, Miguel Caballú, Ángel de Uña, Francisco Ferrán y Elena Piedrafita.


El presidente de la Academia de Gastronomía dividió la conversación en tres partes. La primera la dedicó a la ciudad estado siria de Ugarit, plasmando a través de documentos localizados en excavaciones de qué forma ya en el siglo XIII antes de Cristo su consumo formaba parte de banquetes comunitarios.


La segunda parte la centró en el libro del siglo XVI, ‘Las ventajas del vino’, del médico Alfonso López de Corella. "Es el aceite de la vida, defensa de la salud, remedio de casi todas las enfermedades y estímulo del ingenio". Estas fueron algunas de las alabanzas que se escucharon en la sala durante el peculiar diálogo académico.


Finalmente, se refirió al patronazgo desconocido que tiene San Vicente Mártir en temas de viñadores y vinos en Borgoña, una tradición que se remonta al siglo VI, a partir del cerco de Zaragoza por los francos durante la guerra con los visigodos.


Fue una hora de diálogo que tuvo sus momentos jocosos y reivindicativos, como el anuncio en forma de deseo de que la capital aragonesa, igual que cuenta con una torre del agua, pueda dedicar algún día una al vino.

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