A pesar de no tener un Coliseo, la localidad de Caspe fue invadida ayer por gladiadores romanos. Aunque estos no iban ataviados con escudos ni portaban espadas, tuvieron que superar un gran número de pruebas del llamado ‘Circo de gladiadores’, celebrado en el último día de fiestas.

La última jornada festiva del 2017 coincidió con el día del patrón. En su honor salió como todos los 16 de agosto, la procesión que partía de su ermita en el barrio de su nombre hasta la Colegiata, donde tenía lugar la ofrenda de frutos y misa para, a continuación, iniciar de nuevo la procesión que conducía al santo hasta su ermita.

De madrugada tenía lugar uno de los actos que nunca decepciona la calzoncillada que llegaba a su edición XXI. Los participantes recorrieron un buen número de calles en una peculiar carrera en ropa interior. Por suerte, la temperatura fue bastante cálida y los corredores superaron con éxito las diferentes pruebas preparadas por las peñas. Por la tarde los mayores tenían dos posibilidades: mostrar sus habilidades al volante en una yincana o participar en el ‘Circo de gladiadores’ que organiza Interpeñas. Esta última alternativa generó una gran expectación. Los vecinos más ‘romanos’ tuvieron que batirse en duelo con troncos hinchables o jugar a los bolos humanos.

Como colofón las peñas partieron desde la plaza de Compromiso hasta la ermita de San Roque para proceder a la retirada del cachirulo, a cargo de la peña Skandalo, agrupación encargada de colocar este pañuelo al santo en las fiestas del año 2018.