El jurado declara no culpable a Pablo Miguel Canales de la decapitación de Ejea

Considera que no hay suficientes pruebas para demostrar que el acusado cometiera el crimen.

El acusado de decapitar a un vecino de Ejea hace 20 años asegura que lo han utilizado para "ponerse medallas"
El acusado de decapitar a un vecino de Ejea hace 20 años asegura que lo han utilizado para "ponerse medallas"
Oliver Duch

Las "muchas dudas" planteadas durante la celebración del juicio y las "insuficientes pruebas incriminatorias"  han llevado al jurado a declarar a Pablo Miguel Canales no culpable del asesinato y decapitación del ejeano Eduardo Montori en 1996. Para el tribunal, la huella palmar hallada en una pared junto a la cama donde se encontró el cadáver el 15 de septiembre de aquel año confirma que el acusado estuvo presente cuando se cometió el crimen. Sin embargo, los nueve integrantes del jurado entienden que no ha quedado acreditado que el encausado fuera quien degolló y asestó hasta 17 puñaladas a la víctima.

Los forenses explicaron en la sesión del miércoles que el autor del asesinato era alguien que manejaba con mucha destreza el cuchillo, ya que todas y cada una de las puñaladas penetraron en la cavidad torácica de la víctima sin fracturar ni una sola costilla.

Precisaron, también, que quien desmontó la cabeza del cuerpo "de forma manual y limpia" tenía que ser una persona que lo hubiera hecho antes. Para la Fiscalía y la acusación particular, a cargo del letrado Javier Notivoli, esto apuntaba claramente al procesado, ya que este ayudaba a su padre con el ganado y estaba acostumbrado a matar y desmembrar ovejas.

Sin embargo, con las pruebas que se le han presentado durante el juicio, el tribunal popular concluye que no está probado que el sospechoso fuera un especialista en el manejo de los cuchillos. Es más, el jurado tampoco cree demostrado que Canales  decapitara en una ocasión con un cuchillo y clavara su cabeza en una estaca, de lo que algunos testigos dijeron que presumía en Ejea.

Dudan sobre el cheque falso

Para los investigadores del caso, el móvil de este macabro crimen fue el económico: en concreto, las 550.000 pesetas que Eduardo Montori dejó de pagar al Pepe ‘el Navarro’, el traficante que Canales le presentó  en Pamplona .

Según el propio acusado, la víctima pagó la cocaína que compró con un cheque que resultó ser falso. Era precisamente este hecho el que llevaba a las acusaciones a afirmar que el sospechoso había ajustado cuentas con la víctima para evitar que pudieran hacerle algo a él. Sin embargo, para el jurado tampoco ha quedado probado este hecho. Es más ni siquiera han encontrado en las declaraciones de los testigos la certeza de que el talón fuera falso.

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