EDUCACIÓN

Un 20% de los alumnos de la Universidad de Zaragoza deja la carrera antes de terminarla

La falta de plazas para cursar los estudios deseados y la exigencia de algunas titulaciones son las principales causas del abandono. Los títulos técnicos y los de ciencias sociales tienen las peores tasas de fracaso. En el otro extremo están los de ciencias de la salud.

Estudiantes de la Universidad de Zaragoza
Estudiantes de la Universidad de Zaragoza

Uno de cada cinco estudiantes de la Universidad de Zaragoza -un 20%- abandona la carrera antes de terminarla bien para cursar otros estudios (en el campus o de formación profesional) o bien para incorporarse al mercado laboral olvidándose de la vida académica. La exigencia de algunos títulos unida a la falta de nivel de los jóvenes en algunas materias y el hecho de no haber accedido a la carrera deseada o el cambio de intereses son las principales causas del abandono.


En total, en 2009 'colgaron' sus titulaciones 3.022 alumnos de los campus aragoneses. La mayoría de ellos cursaban una carrera de la rama de las ciencias sociales y jurídicas (Derecho, por ejemplo) o una técnica (ingenierías). Le siguen después los títulos de Humanidades, según el informe 'la universidad en cifras 2010' elaborado por la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE).


En el caso de las titulaciones técnicas, el principal motivo del abandono es la dificultad que tienen los estudiantes para superar determinadas materias. En algunos casos se debe a que llegan a la universidad con un nivel bajo en áreas como matemáticas o física, y en otras porque la exigencia del profesor es muy alta. Según el informe de la CRUE, dentro de las ingenierías, son más los jóvenes que dejan las técnicas que las superiores: en 2009 hubo 612 matriculados que 'colgaron' las primeras, frente a los 256 que lo hicieron con las segundas. «Hay un problema con la tasa de éxito en esas titulaciones. No es normal que sea tan baja», comenta el vicerrector de Estudiantes y Empleo de la Universidad de Zaragoza, Fernando Zulaica.


Este recuerda que el Rectorado aprobó recientemente un reglamento de evaluación que obliga a vigilar las asignaturas con un alto índice de suspensos o las que generan más dificultades a los estudiantes, por diferentes casuísticas. Se pretende detectar cuáles son esas materias, analizar las causas por las que cuentan con un elevado fracaso en los exámenes y tomar medidas correctoras si se considera oportuno. En concreto, se revisará la asignatura si en los tres últimos años han suspendido más del 55% de los estudiantes o el anterior curso lo han hecho el 60%. También se hará con las asignaturas sospechosas de ser 'marías', es decir, en las que pasan las pruebas más del 95%, siempre que entre la diferencia entre la nota más baja y la más alta haya menos de dos puntos de diferencia.

Un índice «confuso»

Zulaica insistió en que el índice de abandono que utiliza la CRUE para su informe es «confuso». «Tiene en cuenta tanto los que dejan los estudios como los que cambian de carrera y no es la misma casuística», matiza. Por ejemplo, cada año hay unos 70 estudiantes de Economía que piden el paso a Empresariales. «No abandonan, sino que cambian», recalca.


Para discernir estos dos aspectos, el vicerrectorado de Estudiantes y el Instituto de Ciencias de la Educación (ICE) están preparando un informe sobre los campus aragoneses que permita medir con más precisión cuántos matriculados dejan a un lado los libros. Se espera contar con las primeras conclusiones a finales de curso (mayo-junio).


Mientras llega esa radiografía de los campus aragoneses, las cifras existentes revelan que el abandono no solo se ceba con las carreras técnicas. De hecho, las consideradas como 'de letras' (humanidades y ciencias sociales) tuvieron 1.754 bajas en 2009. «Son estudios que muchas personas cursan como segundas carreras o como formación complementaria. Hablamos de gente que se matricula y que, en numerosas ocasiones, al cabo de un año o dos lo deja por falta de tiempo o voluntad», cuenta Zulaica.


Como ejemplo pone a la licenciatura (ahora ya grado) de Filosofía. Esta es una de las que menor tasa de éxito tiene y no lo es porque los que la cursan no tengan el nivel o la exigencia sea excesivamente alta, sino porque «es un caso paradigmático de un estudio que se hace como segunda carrera».


En el otro extremo se encuentran los títulos experimentales (Química, Matemáticas...) y los de ciencias de la salud (Medicina, Fisioterapia...), que son las que menos abandono registran. Esto se debe, en buena parte, a que son estudios vocacionales y a los que se accede con una nota alta (que sirve de filtro).

El escollo de la nota de corte

Esa calificación de corte para acceder a una carrera tiene también su efecto negativo. «Hay alumnos que no pueden elegir lo que les gusta, sino lo que tiene vacantes. Muchas veces se escoge una carrera que no motiva y cuando uno no hace lo que le gusta es más propenso al fracaso», afirma el presidente de la Asociación de Psicopedagogía de Aragón, Juan Antonio Planas. Ocurre, sobre todo, en los grados de ciencias de la salud como Medicina, Enfermería o Fisioterapia, que son las que suelen contar con una nota de corte más alta. En los últimos años ocurre también con las ramas de Magisterio, que acumulan listas de espera.


Planas apunta también como causa del abandono la carencia de horas de asesoramiento que tienen los alumnos antes de ir a la Universidad. Con una de las peores ratios del país, Aragón cuenta con un orientador por cada 800 estudiantes y obliga a los profesionales a dedicarse a los jóvenes con problemas, dejando a un lado a los que necesitan una guía profesional para elegir una carrera. «Necesitamos más personal porque los alumnos necesitan esa orientación personalizada. De lo contrario, estaremos frustrando grandes talentos y dejaremos en la cuneta a ese 20% que abandona», argumenta el presidente de la Asociación de Psicopedagogía de Aragón.



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