Trufiturismo, una tendencia que crece en Aragón

La ‘Tuber melanosporum’, o trufa negra, tiene en Aragón uno de sus principales puntos de cultivo, con especial intensidad en la comarca de Gúdar-Javalambre, donde se han puesto en marcha salidas al campo para buscar este hongo como actividad de ocio. Se trata del trufiturismo, un tesoro escondido que sale a la superficie.

Ricardo, guía de La Trufa Negra, extrae un ejemplar de 'Tuber melanosporum' localizado por el perro Bosque.
Ricardo, guía de La Trufa Negra, extrae un ejemplar de 'Tuber melanosporum' localizado por el perro Bosque.
La Trufa Negra

De noviembre a marzo es la época de recolección de la trufa negra, ‘Tuber melanosporum’, de la que Aragón es una de las principales zonas de producción. Este hongo no solo es una delicia gastronómica, sino que en torno a su recogida se ha creado una nueva tendencia vacacional: el trufiturismo, que atrae a numerosos viajeros y cuyo auge va en aumento.

Manjares de la Tierra, en Sarrión, es uno de los establecimientos que ofrece actividades en torno al mundo de la trufa. Su ubicación no es casual, ya que la comarca de Gúdar-Javalambre esta considerada como la zona trufera más importante de España y Europa, con cerca de 8.000 hectáreas de plantaciones. Inicialmente, como muchas otras empresas de la zona, su actividad se dirigió al cultivo, producción y comercialización de la trufa.

Con el tiempo, han añadido una nueva ocupación: la realización de salidas al campo a recolectar trufa con los visitantes que se acercan, cada vez en mayor número, a vivir la experiencia de ir a buscar este preciado fruto negro que se esconde en el subsuelo turolense. La trufa silvestre es casi inexistente, sobre todo en la actuales condiciones de sequía. Como todos los productores, Manjares de la Tierra cuenta con fincas de cultivo, y allí es donde se lleva a cabo la actividad. «Con el grupo de visitantes vamos a la masía con los perros y empieza la búsqueda», explica Estefanía Doñate, del departamento de márquetin de Manjares de la Tierra. No es necesaria ninguna raza en especial. «Suelen ser especies de caza, pero desde que son cachorros les enseñamos a buscar trufas», señala.

Tras ese aprendizaje, serán capaces de encontrarla en el campo. «El perro marca dónde está», dice Doñate, y es entonces cuando entra la mano humana: «Se realiza una cruz señalando el sitio y con el machete se empieza a cavar con cuidado alrededor hasta que se extrae la trufa». Tras las primeras demostraciones de los expertos, prueban los visitantes, que extraen con sus propias manos este ‘diamante negro’. Después, podrán probar esas mismas trufas en las elaboraciones culinarias que la llevan como ingrediente estrella. Manjares de la Tierra la vende y exporta, también en productos elaborados como «aceite trufado o queso de trufa, que enviamos no solo a España sino también a Europa y Estados Unidos», dice.

Mora de Rubielos

En la misma comarca, en la localidad de Mora de Rubielos, se fundó en 2007 el hotel La Trufa Negra. El poder disfrutar de la cocina elaborada con este producto actuó de efecto llamada en un primer momento, pero luego se ha intensificado el número de los visitantes que quieren conocer en primera persona cómo es una jornada buscando trufas.

«Las salidas se organizan los sábados por la mañana, aunque si nos lo piden grupos de al menos 12 personas podemos hacerlas cualquier otro día», dice Sandra Pérez, gerente del complejo hotelero. Situados muy cerca de la estación de Valdelinares, «hay clientes que vienen a esquiar y alternan el subir a pistas con otra actividad como esta del trufiturismo», señala. En los últimos tiempos también se han incorporado «los grupos de empresa, que aligeran un poco las estancias de trabajo con salidas al monte», afirma. La Comunidad Valencia es la que mas clientes proporciona pero últimamente «está creciendo el número de los que vienen desde Zaragoza», afirma.

Los establecimientos facilitan todo el material preciso para la actividad, como los machetes para cavar y las almohadillas, -ya que para extraer la trufa hay que arrodillarse-, y no se necesita ropa especial, «basta ir bien abrigado, y con calzado cómodo», dice Pérez. «Comenzamos con una charla previa; después hay un paseo de unos 45 minutos por el campo hasta la masía», dice la gerente. La búsqueda no siempre es sencilla ni breve, «pero se puede garantizar que encontraremos ejemplares». Al principio «a los clientes les da un poco de respeto sacar la trufa, pero en cuanto ven la demostración se animan», explica. El establecimiento ofrece a los visitantes la oportunidad de comprar la trufa que han encontrado «a un precio especial de cliente», añade. Al regreso, se puede saborear un menú íntegramente compuestos por platos con este ingrediente.

La Trufa Negra ha desarrollado también una línea de tratamientos corporales «aprovechando las cualidades naturales del ‘Tuber melanosporum’, pues al encontrarse bajo tierra absorbe gran cantidad de vitaminas y minerales que facilitan la eliminación de radicales libres y proporcionan un efecto antienvejecimiento», afirma Sandra Pérez, cuyo establecimiento comenzó esta línea después de que las pruebas en laboratorio confirmaran esas propiedades.

Tratamientos corporales

Se puede recibir un tratamiento facial o el ritual trufero, «un tratamiento corporal completo de 75 minutos». Han desarrollado también productos cosméticos que, al igual que los alimentarios, vende en el hotel y también ‘online’.

Hay más lugares en Aragón donde la trufa es protagonista: Sarrión celebra la Feria Internacional de la Trufa todos los meses de diciembre. Graus, otra gran zona trufera, organiza los fines de semana de diciembre a marzo un mercado de la trufa en fresco y al detalle. En Zaragoza, la asociación Truzarfa agrupa a truficultores de la zona del Moncayo.

Más noticias en Unpaisdemontañas.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión