El auge del ecoturismo en Aragón: mucho más que buenos precios

Nos encontramos en el Año Internacional del Turismo Sostenible. Es una cita a la que Aragón llega en un buen momento ya que el ecoturismo es una forma de conocer sus localidades y pueblos que cada vez elige más gente.

La tranquilidad y el ritmo de vida rural son los valores que buscan quienes practican el ecoturismo.
La tranquilidad y el ritmo de vida rural son los valores que buscan quienes practican el ecoturismo.
CASA RURAL LA OJINEGRA

El ecoturismo, esa forma de disfrutar del tiempo libre de manera sostenible y en contacto con la naturaleza, goza de muy buena salud en Aragón, tanto en la oferta como en la demanda. El Plan Aragonés de Estrategia Turística 2016-2020 puesto en marcha por el Ejecutivo autonómico señala su propósito de «impulsar prácticas de turismo sostenible», y destaca que «Aragón es una comunidad primordialmente natural, con una amplia oferta de actividades de ocio y turismo activo». La tranquilidad y las actividades en el medio natural (hay registradas más de 350 empresas de turismo activo en la Comunidad) son los principales motivos por los que cada vez más personas optan por el ecoturismo.

«En Aragón hay unas 1.400 casas rurales», afirma Jesús Marco, presidente de la Federación Aragonesa de Turismo Rural (Faratur) y también de la española. De ellas «no más del 5% son construcciones bioclimáticas, pero todas siguen unos criterios de conservación del patrimonio y la arquitectura tradicional, de respeto a la naturaleza; y se siguen pautas de ahorro energético o de agua». Viven un auge que les hace crecer «en porcentajes anuales entre el 8-12%», afirma Marco. Esta Semana Santa, la ocupación en las casas rurales con capacidad para 4/6 personas ha rondado el 85%, y las de estancia para 8/10/12 personas han tenido una ocupación del 100%, según datos del Gobierno de Aragón.

Para Marco hay muchas razones para este éxito, como que «el turismo rural ofrece precios muy competitivos, pero también responde al deseo creciente de una forma de descanso más relajado, en contacto con la naturaleza, y una vuelta al mundo rural».

Cocina ecológica

La Ojinegra, en Alloza, es uno de esos establecimientos. Construido con criterios de sostenibilidad, cuenta con la certificación europea Ceres Ecotur, y ofrece una cocina ecológica, «con productos de agricultura de cercanía y sostenibles, poniendo en valor los productos locales», explica Belén Soler, propietaria del establecimiento. En La Ojinegra se practica el ‘slow food’ y se ofrecen talleres de cocina. Desde la casa rural se organizan también actividades en relación con la naturaleza y el mundo rural, desde experiencias de pastoreo y con animales de granja para los niños, a senderismo, rutas BTT, observación de aves...

Mirar las estrellas

También Carmen Leonor Pérez se planteó aprovechar los recursos de la zona, entre ellos uno espléndido de las montañas turolenses como son sus cielos. Y así, su casa de turismo rural, El Patio del Maestrazgo, en Villarroya de los Pinares, fue el primer establecimiento aragonés en tener el sello ‘Starlight’, que reconoce la excelencia de un lugar para la observación del firmamento. «Mirar las estrellas es un patrimonio de todos», explica Carmen Leonor, quien señala que el establecimiento tiene un telescopio para las jornadas de iniciación, «pero también vienen muchos clientes con sus propios telescopios por la calidad de nuestros cielos». Ha creado también un museo etnológico sobre la lana, que en su día dió mucha prosperidad a este pueblo situado a 1.400 m de altitud. Cicloturismo, talleres de fotografía nocturna, recogida de setas... son algunas actividades que se ofrecen para unos visitantes que, para Carmen «buscan sobre todo disfrutar del ritmo pausado de la vida rural, y de placeres como desayunar en pijama en el patio de casa».

Esa cercanía a la naturaleza la ofrece también el Ecocamping de Borja. En este establecimiento de titularidad municipal «las parcelas no pagan luz porque la electricidad se obtiene de placas solares y utilizamos el agua que revoca de la fuente del cercano Santuario de la Misericordia para regar las zonas verdes», explica Julio Andía, gestor del camping. Estas características, junto a la belleza del entorno natural de las comarcas Campo de Borja y Tarazona y el Moncayo son las que buscan sus clientes. Escalada, piragüismo, paseos a caballo, senderismo, BTT, además de la rutas enológicas son los productos de turismo activo que más demandan.

También el agua forma parte de las actividades que Marcos Jiménez organiza en la comarca de Andorra-Sierra de Arcos, con creciente éxito desde su empresa Geoventur. Canoa y piragua en el pantano de Santolea y rafting por el río Guadalope, además de barranquismo o espeleología son actividades con las que el turismo rural y activo está despegando en esa comarca turolense, según explica este emprendedor.

Avistamiento de rapaces

Algo más relajado es lo que ofrece O Chardinet d’a Formiga, en La Fueva. Este caserón del siglo XVII, de arquitectura tradicional del Sobrarbe, recuperado por Mireia Cabrera siguiendo criterios de bioconstrucción, ofrece alojamiento de turismo rural en el núcleo de Charo, en el centro de un triángulo natural de los Parques de Ordesa y Monte Perdido, Posets-Maladeta y Guara. Se trata de un lugar privilegiado para la observación de grandes rapaces: buitres, alimoches y el buscado quebrantahuesos. Además de la observación de aves, «realizamos otras actividades de naturaleza junto con la asociación Atonpa, como rutas senderistas, visitas a granjas de abejas, rutas botánicas a las orquídeas de la zona...», explica Cabrera, quien opina que los visitantes valoran «el contacto con la naturaleza, con otro ritmo de vida, relajado y tranquilo y disfrutar de los alimentos de la zona».

Más información en Unpaisdemontañas.

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