SANIDAD

Tres ginecólogos y una matrona, absueltos de la acusación de imprudencia grave

El magistrado titular del Juzgado de lo Penal número 6 ha absuelto a tres ginecólogos y una matrona del Hospital Miguel Servet que fueron juzgados por un presunto delito de lesiones por imprudencia profesional que les imputaba el abogado de los padres de un niño que nació con parálisis cerebral. La acusación pedía para ellos multas e inhabilitación y una indemnización como responsabilidad civil. El abogado defensor, Jesús García Huici, pedía la absolución.


El juez, en una argumentada sentencia, dice que no hay elementos de prueba suficientes que le lleven a establecer, sin duda racional, "una mala praxis médica penalmente relevante y causante del estado final del recién nacido". En su sentencia, afirma que no ha quedado acreditado que los médicos actuaran con "dejadez del mínimo deber de cuidado" a que obliga la lex artis a la que debían haber ajustado su actuación.


En el fallo, se analizan los pasos que los médicos siguieron durante el ingreso de la madre del niño en Maternidad hasta que dio a luz por cesárea. Así, considera probado que ingresó el 24 de febrero de 2004 tras haber sido enviada por su tocólogo ya que llevaba fuera de cuentas una semana. Desde las 9.00 del día 25 estuvo atendida por el equipo médico y monitorizada, mientras la matrona le ayudaba a la estimulación uterina con masajes vaginales, cambios posturales y administración de glucosa.


Sobre las 11.30 se le administró la anestesia epidural y alrededor de las 12.00 la matrona observó una severa disminución de la frecuencia cardiaca fetal, que fue recuperada progresivamente mediante distintas maniobras, en concreto, el cambio de postura y la oxigenoterapia materna.


Los ginecólogos juzgados -dos adjuntos y una residente de segundo año- comenzaron su turno a las 14.30. Tras revisar los informes, siguieron la pauta normal con la paciente, que consistió en una exploración y la espera de la evolución, según la sentencia. Sobre las 15.30 la comadrona volvió a controlarla y comprobó que los registros eran normales. Lo mismo hizo uno de los doctores a las 16.25 y, una hora más tarde, la residente de segundo grado.


Sin embargo, a las 17.45, la parturienta y su esposo observaron en el monitor que el gráfico era plano y avisaron a la comadrona. Esta vio que había una disminución de la variabilidad en la frecuencia cardiaca del feto, inferior a cinco minutos por latido, y llamó a los dos ginecólogos.


Los médicos valoraron la situación clínica, distinta a la de la mañana, e hicieron un rápido estudio, además de explorar a la paciente. Durante esta disertación se descartó hacer un análisis del PH sanguíneo fetal, como método más idóneo para el tratamiento precoz del posible sufrimiento fetal, porque no se disponía del aparataje preciso en Maternidad.


Los doctores decidieron administrarle glucosa y esperar 30 minutos para dar tiempo a que se manifestara o identificara las causas de la disminución de la variabilidad, ya que la cardiotocografía silente podía responder a diferentes causas, desde una hipotensión materna a una comprensión del cordón umbilical o un simple sueño placentero.


Pasado ese tiempo y al no haber cambio alguno, decidieron hacer una cesárea urgente. La extracción del bebé fue costosa y el niño nació con un caput o cefalohematoma muy llamativo en la región occipito-parietal derecha. Posteriormente, fue entregado a los pediatras y, en principio, todo fue normal. Pero 24 horas después se descubrió que sufría una parálisis cerebral. Los padres sostienen que todo el tiempo que estuvo el monitor dando una señal plana fue un tiempo perdido y que se debería haber actuado antes.


Sin embargo, el juez considera que la decisión de esperar 30 minutos no puede ser censurada como arbitraria o superflua ni se aparta de los parámetros habituales. Además, afirma que la prueba alternativa, como era el PH fetal, tarda aproximadamente el mismo tiempo.


Por todo ello, concluye que el equipo médico puso a disposición de la madre todos los medios diagnósticos y terapéuticos requeridos según la sintomatología que se iba presentando y que cumplieron en todo momento los protocolos de actuación.