Los vecinos de Villastar no salían ayer de su asombro al comprobar las dimensiones del arsenal que un jubilado había acumulado en una finca situada a las puertas del casco urbano y muy cerca del campin de la localidad. La Guardia Civil retiró de la parcela el pasado jueves 150 explosivos de la Guerra Civil, de los cuales 125 estaban cargados y, por lo tanto, con riesgo de estallar. Además, en la propiedad, se almacenaban municiones de fusil entre montones de maderos, chapas metálicas y otros desechos de construcción. Se trata, según la Benemérita, de "una de las mayores aprehensiones" de explosivos de la contienda practicada en toda España.

Aunque nadie en el pueblo sospechaba que en una finca de la Fuente del Chorro propiedad de un jubilado de la localidad residente en Teruel pudiera guardarse semejante polvorín, un vecino recordó que era un comentario muy extendido en el pueblo que el pensionista era "aficionado" a recoger explosivos de la Guerra Civil. Su ‘hobby’ era un secreto a voces porque este mismo verano "avisaron" al dueño del improvisado polvorín para que recogiera bombas aparecidas en un municipio cercano. Tras conjurarse el peligro de explosión, los sentimientos más generalizados entre el vecindario fueron ayer de sorpresa y alivio.

Un vecino explicó que el jubilado "no dejaba entrar a nadie en su propiedad". La finca donde aparecieron las bombas tiene el camino de acceso cortado por una valla metálica cerrada con un candado. La parcela, en la que existe una construcción a medio terminar, está rodeada por una valla y, en los alrededores, existen varias señales de prohibido el paso. 

Finalmente, fue el dueño de la finca quien avisó a la Guardia Civil de que poseía "gran cantidad" de bombas de la Guerra Civil, según la nota de prensa remitida ayer por la Benemérita. El comunicado especifica que los 150 artefactos explosivos se reparten entre 60 obuses de artillería de distintos calibres, 32 granadas de mano, 13 proyectiles de mortero, 20 espoletas de proyectil y 30 carcasas sin carga explosiva.Vigilancia policial

El Equipo de Búsqueda y Localización de Explosivos de la Comandancia se desplazó al lugar y comprobó la presencia de los explosivos así como "la peligrosidad del almacenaje de los mismos". La finca, situada a las afueras del pueblo y cerca de varias viviendas habitadas, estuvo vigilada por un aparatoso despliegue policial desde el pasado miércoles para garantizar que nadie accediera a los artefactos.

El Grupo de Especialistas en Desactivación de Artefactos Explosivos (Gedex) de la Guardia Civil de Zaragoza se encargó de la retirada de las bombas y de su detonación en una cantera acondicionada al efecto en San Blas, un barrio rural de Teruel.  Fueron necesarias varias explosiones controladas para eliminar todos los explosivos que se habían incautado. Los estallidos se pudieron escuchar con toda claridad desde la misma Villastar, a ocho kilómetros de la capital.

El gran número de artefactos almacenados en la finca provocó inquietud entre el vecindario, desconocedor de que a las puertas del pueblo hubiera semejante arsenal. Un vecino calificó el comportamiento del jubilado de "barbaridad" y se preguntó "¿qué hubiera podido pasar si por algún motivo alguna de las bombas hubiera explotado?". 

Aunque muchos vecinos conocían el interés del propietario del arsenal por las bombas de la Guerra Civil, muy abundantes en el entorno de la localidad, "nadie podía imaginar que alcanzara estos niveles", dijo una vecina. La mujer añadió que, si hubiera sido consciente del acopio de material explosivo que había en una casa a medio hacer situada a unos cientos de metros de su hogar, "lo hubiera denunciado".